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13 de diciembre de 2010

DAMAS DEL TEATRO (1937). Gregory La Cava. Comedia. Jóvenes.***

Un reparto de lujo liderado por Katharine Hepburn y Ginger Rogers encarna a un grupo de chicas  que, unidas por el mismo deseo de triunfar en el teatro, conviven en una residencia regentada por antiguas actrices. Algunas logran alcanzar el éxito pero otras no tendrán más remedio que olvidar sus sueños y volver al pueblo del que partieron un día. El film fue nominado a cuatro Oscar.

Estupenda película de Gregory La Cava -no se pierdan de este director Al servicio de las damas o La muchacha de la Quinta Avenida-, en la que, en tono de comedia con tintes melodramáticos, asistimos a la lucha cotidiana de un grupo de mujeres que sueñan con abrirse paso como actrices de teatro. En el fondo todas buscan el éxito y la fama, sin ser conscientes de que sólo unas pocas privilegiadas lo conseguirán.

La acción se desarrolla en una pensión de ambiente teatral que, regentada por una antigua integrante de la compañía de Sara Bernard, da cobijo a chicas de muy distintas procedencias y un solo anhelo. Desde la rica heredera -Katharine Hepburn- que quiere hacerse un hueco en la escena sin hacer uso de sus influencias, hasta la joven desencantada que se inclina por el camino fácil y, a la postre frustrante, de entregar lo mejor de sí misma al mejor postor, a cambio de unas pieles o de subir de nuevo al escenario. Las hay con talento y sin él. Con suerte y sin ella. También las que están de vuelta y son conscientes de lo inútil de la empresa, pero se resisten a perder su dignidad -Ginger Rogers-. Encabezan un reparto, predominantemente femenino, Katharine Hepburn y una magnífica Ginger Rogers, contando, además, con la presencia de Adolphe Menjou -Senderos de Gloria- encarnando al típico productor sin escrúpulos.

En plena edad dorada de Hollywood, Damas del teatro, sin ser propiamente una comedia romántica screwball, es una de las mejores y más perfectas comedias de los años treinta y participa de algunos rasgos característicos del género, como pueden ser sus brillantes diálogos, su peculiar retrato femenino en el que la mujer reivindica protagonismo en la sociedad y en su propio destino, la ciudad como meca de una vida mejor, o los ambientes relacionados con el mundo del espectáculo. Estamos en la década de los 30, años duros económicamente, y la película se hace eco de ello. El teatro sufre especialmente la crisis, pues a la mala situación económica se añade el empuje de nuevos entretenimientos de masas. El cine, y más concretamente, la comedia, hacía furor en aquella época, con títulos tan emblemáticos como Sucedió una noche, La fiera de mi niña, La pícara puritana, Las tres noches de Eva y un largo etcétera. En este sentido, Damas del teatro, refleja muy bien estos momentos de transición en los que el teatro languidecía frente al empuje del cine.

La película es entretenida, salpicada de sentido del humor y de momentos melodramáticos, especialmente en el último tramo de la historia, con un final particularmente apropiado para los aficionados a echarse unas lágrimas. Una pieza perfecta de interpretación y dirección, con unos personajes que conceden gran valor a la amistad, el humor y las bromas, como vías para mantener el aplono en el difícil camino de la vida.

Damas del teatro optó, entre otros, al Oscar al Mejor Director -logrado finalmente por Leo McCarey con La pícara puritana- y a la Mejor Actriz Secundaria, gracias a la gran interpretación de la desconocida Andrea Leeds.

Fuentes: TCM, Guía del vídeo-cine (Cátedra), La comedia romántica de Hollywood de los años 30 y 40 (Cátedra), decine21.

25 de noviembre de 2010

EL HOMBRE MOSCA (1923). Comedia (cine mudo). Fred C. Newmeyer.

Una de las películas más recordadas del cine mudo, interpretada por todo un mito del celuloide, Harold Lloyd. Tiene momentos realmente hilarantes, filmados con gran maestría; ahí está para la posteridad la famosa escena de Harold suspendido en el vacío colgando de un reloj. Divertidísima, igualmente, la secuencia en que nuestro protagonista, dependendiente en unos grandes almacenes, debe enfrentarse a toda una cohorte de insaciables féminas en busca de gangas. Está considerada como una de las mejores películas de su protagonista y una obra maestra.

Todo comienza cuando Harold marcha del pueblo a la gran ciudad en busca de fortuna. Se despide de su novia y le promete que, en cuanto afiance su situación, volverá a por ella y juntos emprenderán un futuro feliz. Sin embargo, la vida en la urbe no resulta tan fácil. El dinero escasea y el estómago pega bocados. En esta tesitura, a nuestro amigo no se le ocurre, otra cosa, que escribir a su chica contándole fantasías sobre su éxito profesional. Pero claro, ya se sabe que la mentira no conduce a ningún sitio, y Harold aprenderá la lección cuando ella se presente en la ciudad en su busca.


Más información en decine21.com.

19 de noviembre de 2010

FLYBOYS (2006). Tony Bill. Aventuras. Jóvenes.***

Estamos en plena I Guerra Mundial y Estados Unidos todavía permanece al margen de la contienda. No obstante, ésto no impide que jóvenes norteamericanos, con motivaciones bien diversas, decidan cruzar el charco y luchar contra Alemania. Los protagonistas de Flyboys son, precisamente, un grupo de muchachos americanos que se alistan con la intención de formar parte de la Escuadrilla Lafayette -unidad de la aviación francesa integrada por pilotos estadounidenses-. Unos llegan a Francia movidos por grandes ideales, otros huyen de la justicia, alguno busca un lugar donde quizás sea tratado sin considerar el color de su piel... Vemos, pues, que no siempre se mueven por motivos realmente nobles. No obstante, todos tienen algo en común: no saber pilotar... y la firme determinación de conseguirlo.

En aquella época la aviación estaba en sus comienzos y las aeronaves eran de una simplicidad mecánica y de diseño que asusta. A pesar de ello, se convirtieron en un arma estratégica sumamente eficaz. Eran otros tiempos y pilotar una avión una actividad sólo apta para intrépidos y valientes o, al menos, para quienes tuvieran poderosas razones para hacerlo. Resulta muy curioso el adiestramiento de los pilotos; si comparamos los medios de hoy día con los de principios del siglo pasado, nos damos cuenta del gran mérito que tuvieron aquellos pioneros. Gracias a su determinación se hizo posible el progreso. La seguridad de hoy es fruto de la inseguridad de ayer.



La película me ha sorprendido gratamente, pues últimamente estamos acostumbrados a que el cine bélico, en su afán de retratar con exactitud la crueldad de la guerra, tenga una puesta en escena hiperrealista que, en muchos casos, se recrea en lo más sórdido y violento. Sin embargo, Flyboys, tiene una mirada positiva y está concebida de forma que consigue que el espectador contemple la historia con agrado, sin por ello escamotear las terribles consecuencias de la guerra: muertes, refugiados, familias rotas, desarraigo, sufrimiento, etc. Hay aventura, compañerismo, amistad, generosidad, lealtad, valentía, sacrificio, heroísmo, emoción y, para que no falte de nada, una bonita historia romántica.



Si tuviera que destacar dos cosas del film, me quedaría con las espectaculares escenas aéreas y con la evolución positiva de los personajes. Todos ellos, con sus limitaciones y titubeos, van madurando a medida que avanza la historia, hasta formar una piña donde reina la camaradería y el afán por los demás. Esto no quiere decir que nos parezcan adecuadas todas las decisiones que toma unos y otros, es más, hay algunas bastante cuestionables, pero ésto no quita ni un ápice al tono general de exaltación de valores que impregna toda la película.

Está protagonizada en sus principales papeles por el veterano Jean Reno -El tigre y la nive, Jet lag- y James Franco -Spide-rman 3-. Ambos cumplen en su papel. El primero como el capitán francés al frente del Escuadrón, de apariencia dura pero de gran corazón. El segundo como el jóven voluntario que acaba erigiéndose en líder del grupo, capaz de aunar voluntades y afán de superación.

En suma, una película amena, a ratos emocionante y emotiva, que se ve con agrado y deja buen sabor de boca. Está basada en hechos reales de los que existe una versión de 1958 -La escuadrilla Lafayette-.

Más información en decine21.com

13 de noviembre de 2010

MICHAEL CLAYTON (2007). Tony Gilroy. Thriller. Jóvenes-adultos. ***

Michael Clayton trabaja para un famoso bufete de Nueva York, aunque no ejerce de abogado. Su especialidad es arreglar las cosas de la manera más limpia y rápida posible. No es ni policía ni abogado, sino la perfecta mezcla entre ambos: el perro guardián, el compañero fiel que siempre obedece y nunca pregunta; en una palabra, es un "solucionador". La vida de Michael se tambalea cuando su mejor amigo dentro del bufete, Arthur Edens, que durante seis años ha defendido los intereses de Agtek, una importante multinacional agro-química, descubre que un producto de la compañía ha provocado la intoxicación de cientos de granjeros. El comportamiento de Arthur hará peligrar la estabilidad y los intereses tanto del bufete como de la poderosa multinacional. Michael se ve atrapado entre la lealtad a su amigo y el cumplimiento de su deber.

Pero aquí no se acaban sus problemas, su adicción al juego y una ruinosa experiencia empresarial lo han colocado en una delicada situación.

Su vida personal tampoco va especialmente bien: divorciado y con un hijo al que ve a salto de mata, apenas encuentra tiempo para visitar a sus padres y hermanos. Es un hombre práctico y eficiente, pero su rostro no trasluce alegría. Conduce un Mercedes "S", pero está claro que su estilo de vida no lo hace feliz. Es duro y sin escrúpulos, pero... mira por dónde tiene conciencia y, cuando ésta susurra, produce inquietud, y la inquietud, muchas veces, es el detonante del cambio.


Interesante y exigente película. Intersante por su temática y exigente porque hay que estar atentos para no perder detalle. Presenta un mundo que, bajo el relumbrón de lujosas oficinas, grandes coches y mansiones, jet privados y éxito profesional, oculta una carencia absoluta de principios éticos y de un cinismo espeluznante. Sin embargo, no sucumbe a un pesimismo nihilista sin esperanza, pues en medio de tanta miseria hay personas que se cuestionan sus comportamientos y son capaces de rectificar y comprometerse con la verdad, con generosidad y lealtad.

Otros aspectos tocado sólo tangencialmente, pero presente a lo largo de toda la cinta, es la situación de soledad en que se encuentra el hombre contemporáneo, fruto de la desestructuración familiar, así como del individualismo materialista que parece impregnarlo todo, o las grandes dificultades que el ejercicio de la profesión puede suponer para una vida familiar equilibrada.


Michael Clayton es la primera película del Tony Gilroy, prestigioso guionista de la saga Bourne, y parece que da en la diana: siete Nominaciones a los Oscar, cuatro Nominaciones a los Globos de Oro y cinco Nominaciones a los Bafta. Los intérpretes, por su parte, están muy bien, especialmente Cloney y Tilda Swinton -Oscar a la Mejor Actriz de Reparto-. No nos cabe la menor duda de que Cloney es un actor con mucha personalidad, capaz de variados registros interpretativos, y que su presencia dota a la película de un peculiar atractivo. En este sentido, recuerda a los grandes de otra época, como Cary Grant o Clark Gable. El director, apoyado en un sólido guión escrito por él mismo, ha construido una historia con personajes de entidad, aunque el peculiar montaje dota a la película de una complicación innecesaria.

Más información en decine21.com.

1 de noviembre de 2010

CONFIDENCIAS DE MEDIANOCHE (1959). Michael Gornick. Comedia. Jóvenes. ****

Desenfadada historia de un despreocupado soltero (Rock Hudson), de una despreocupada profesional (Doris Day), y de los hilarantes sucesos que se producen cuando el uno y la otra caen en un enredo.

Rock Hudson es Brad Allen, compositor musical y notorio donjuán. Doris Day es Jane Morrow, una coqueta decoradora de interiores. Entre los dos comparten una línea de teléfono, a través de la cual surge una intensa antipatía recíproca, plagada de discusiones y desencuentros. Pero cuando Brad finalmente le pone cara (y silueta, no faltaba más) a la voz de Jane, los acontecimientos que se suceden en esta divertidísima comedia romántica logran darle un nuevo significado al dicho de que "todo vale en el amor y en la guerra".

Era la primera vez en que Rock Hudson y Doris Day compartieron cartel, y lo hicieron con un rotundo éxito, apoyados en un buen guión que ganó el Premio de la Academia -Oscar-.

Amable y elegante comedia romántica protagonizada por una pareja que marcó época allá por los sesenta. Tuvo un gran éxito de público y crítica y consiguió nada menos que cinco Nominaciones a los Oscar -Mejor Atriz Principal, Mejor Actriz de Reparto, Mejor Guión Original, Mejor Banda Sonora y Mejor Dirección Artística-. Como se ve, no le faltaron reconocimientos en su momento y, todavía hoy, se ve con agrado y simpatía después de tantos años y de que carece de cualquier otra pretensión que entretener y divertir; cosa que consigue sin ningún género de dudas.


A pesar de que el comportamiento inicial de Brad no es muy edificante -cínico, mentiroso, egoísta y desleal-, sufre, a lo largo de la película, una interesante transformación en la que el amor juega un papel fundamental. Como contrapeso masculino, contamos con la presencia de Tony Randall, un hombre generoso y perdido existencialmente, que se aferra a los consejos del psiquiatra en busca de la ansiada y difícilmente hallada felicidad.

Más información en decine21.com

2 de octubre de 2010

ALGO PARA RECORDAR (1993). Nora Ephron


Tom Hanks interpreta a Sam Baldwin, un joven arquitecto viudo y padre de un niño de ocho años, que vive sumido en la melancolía desde la muerte de su esposa. Estuvieron muy enamorados y no cree posible volver a sentir y vivir algo semejante. Los recuerdos lo torturan demasiado, así que deja su trabajo en Chicago y se marcha con el pequeño Jonah a Seattle. Busca un nuevo escenario en el que olvidar resulte más fácil. Sin embargo, gracias a las artimañas de su hijo, se convierte en el invitado estrella de un programa de llamadas telefónicas en la radio. Su éxito es inmediato entre las oyentes femeninas, quienes invaden su hogar en Seattle con un aluvión de cartas de consuelo y de algo más. Paralelamente, impactada por la historia de Sam, la periodista Annie Reed (Meg Ryan) se obsesiona con el tema y se empecina en que debe conocerlo antes de casarse con Walter; sólo así estará segura de que da el paso correcto. No obstante, tres obstáculos se interponen: su prometido Walter (Bill Pullman), el mismísimo Sam que no sabe (aún) que ambos están hechos el uno para el otro, y la enorme distancia entre Baltimore y Seattle.


Película para románticos empedernidos. Los agoreros dirán que la historia resulta bastante increíble y blanda, ¿pero eso importa realmente? ¿Acaso son historias verosímiles El Señor de los anillos o Avatar? Y sin embargo nadie las cuestiona... En una película romántica lo que cuenta es que el amor sea auténticamente retratado y salga victorioso de los embates de sus peores enemigos: el escepticismo, el egoísmo y el individualismo pesimista que, ahora más que nunca, intenta ahogar la mecha de una entrega generosa. Para disfrutar con una película como esta hay tener una mirada abierta y esperanzada, convencida de que la vida sin amor es estéril y vacía; algo parecido a los días lluviosos y grises en los que transcurre la vida de Sam en Seatle.

La película está dirigida por Nora Ephron, que repitió cinco años más tarde con Tom Hanks y Meg Ryan en Tienes un e-mail, otra bonita historia romántica, y que el año pasado cosechó cierto éxito con Julie y Julia (2009). Esta última protagonizada por Meryl Streep y Amy Adams, dos actrices de campanillas que han devuelto a la directora el brillo que parecía haber perdido.

La pareja protagonista borda sus papeles. Tanto es así que incluso Meg Ryan, que no es santo de la devoción de gran parte de la crítica, hace un excelente trabajo. La prueba de ello, es que resulta difícil imaginarse en el papel de Annie a otra actriz consagrada.

Todo es amable en Algo para recordar. Ningún personaje desentona especialmente. Es más, incluso parece dominar una actitud colectiva de comprensión, solidaridad y respeto hacia los demás. Los amigos son amigos de verdad, y la familia está para apoyar en los momentos difíciles.

Si los personajes muestran la cara más amable del ser humano, el entorno de la historia tiene particular atractivo: Chicago, Seattle, Nueva York, una casa junto al embarcadero, el Empire State o los bonitos adornos navideños. Todo, en suma, contribuye a redondear un film que no busca otra cosa que hacer pasar un buen rato al espectador. Hasta la música y las constantes referencias a Tu y yo, ayudan a mantener ese tono romántico tan conseguido.

Además, para los que no se conforman con el mero entretenimiento, la historia de Sam, Jonah y Annie, da pie a jugosas reflexiones sobre el valor del matrimonio, el amor auténtico, la familia, la amistad o el modo de afrontar la muerte de un ser querido. Para colmo al inquieto Jonah se le ocurre, vaya tontería, preguntarle a su padre si cree en el cielo...

No me resisto a transcribir el estribillo de la canción que suena mientras pasan los créditos finales: "Love is the answer. Someone to love is the answer. Make someone happy, make just once someone happy and you will be happy too."

Más información en decine21.com.

20 de septiembre de 2010

ARSÉNICO POR COMPASIÓN (1944). Frank Capra. Comedia. ****

Hoy recordamos un maravilloso clásico de la comedia, magistralmente dirigido por Frank Capra y protagonizado por un genial y divertido Cary Grant. La película está basada en una exitosa obra de teatro de Joseph Kesselrign estrenada en Broadway en 1941.

El crítico teatral Mortimer Brewster (Grant) tiene dos ancianas tías (Josephine Hull y Jean Adair) que se dedican a aliviar con arsénico las penas de los hombres solitarios, un hermano asesino (Raymond Massey) que se parece a Boris Karloff, otro hermano con una galopante demencia que piensa que es Teddy Roosevelt (John Alexander), una impaciente novia con quien acaba de casarse (Priscila Lane)... y una sola noche para resolver la situación. El ingenio del dialogo, la actuación de Grant y la habilidad del director se combinan para dar lugar a una de las películas cumbre de la filmografía de Capra. Completa el reparto Peter Lorre en el papel del siniestro profesor Einstein.


Probablemente la comedia más disparatada de Frank Capra, llena de ritmo y situaciones desternillantes. Las interpretaciones son magistrales, especialmente la de un Cary Grant perplejo ante la naturalidad con que sus tías despachan al otro mundo a una serie de ancianos. Las simpáticas y dulces ancianitas, están totalmente convencidas de que no hacen sino caridad. A este respecto el título es suficientemente ilustrativo: "Arsénico por compasión". Y yo me preguno, ¿realmente puede considerarse compasión privar de la vida a otra persona para ahorrarle sufrimientos? Capra lo considera locura y nosotros, ¿qué pensamos?

Otra cuestión: el argumento no puede ser más macabro y, sin embargo, la película es una delicia. Quizás por eso seguimos viendo Arsénico por compasión después de 60 años, y... de tantas otras ya nadie se acuerda. Es indudable que Frank Capra supo aunar arte, reflexión y entretenimiento, demostrando que se puede y se debe llegar al gran público sin renunciar al buen gusto, ni a una exquisita realización.

Ver ficha completa en decine21.com.

21 de agosto de 2010

ADIÓS CHARLIE (Goodbye Charlie). 1964. Vicente Minnelli. Comedia

Después de 14 películas bastante serias, con el único desahogo de Como Dios, en las que buceábamos en las posibilidades educativas del cine, desentrañando las actitudes de los personajes, se imponía un respiro. Así nos dispusimos a pasar un rato divertido y relajado con una comedia sesentera sin mayores pretensiones. Nunca había oído hablar de Goodbye Charlie, aunque su ficha técnica, con algunos nombres conocidos, parecía prometedora.

Como director nos topamos con Vicente Minnelli -Melodías de Broadway (1953), Mi desconfiada esposa (1957) o Un americano en París (1951), son una buena tarjeta de presentación-, y en cuanto al reparto, contamos con Tony Curtis –no sé si es buen actor, pero desde luego bastante conocido y habitual en las comedias de aquella época-, Debbie Reynolds –inolvidable papel en Cantando bajo la lluvia (1952)- y el grande en todos los sentidos Walter Matthau. Si a esto añadimos el guionista de Testigo de Cargo (1957), los ingredientes parecen garantizar nuestro propósito. Y lo cierto es que la película, sin ser ninguna maravilla, no defrauda en absoluto. Tiene momentos bastante divertidos, una puesta en escena casi teatral pero llena de agilidad, y una Debbie Reynolds en estado de gracia; pequeña, simpática y divertida, mantiene el tono en todo momento y contagia a la película de una gran vitalidad.

La acción comienza en el yate de recreo del productor Sir Leopold Sartori (W. Matthau). Allí se celebra una fiesta con personajes típicos de la jet; gente desocupada y vacía, que beben y bailan en poses ridículamente trascendentes. Una mujer abandona el salón y baja a los camarotes. Un hombre la sigue. Se encuentran y desaparecen tras una puerta. La cámara vuelve a la fiesta. Allí, en una mesa, un grupo de hombres juega al póker. Uno de ellos es Sir Lepold, que parece presentir algo y se levanta. Una vez abajo, coge una pistola, derriba la puerta que momentos antes vimos cerrarse, sorprende a su mujer o amiga, no sabemos, en una situación comprometida y la emprende a tiros con el acompañante. Este intenta huir por la ventana del camarote, pero es demasiado tarde; una bala lo alcanza y cae al oscuro y frío océano.

La víctima se llamaba Charlie Sorel, joven y mujeriego escritor de Hollywood, cuyo comportamiento y falta de escrúpulos con el sexo débil no le había granjeado precisamente muchos amigos. Tan sólo parece serle fiel George (Tony Curtis), quien se traslada desde Biarritz a California para asistir a su entierro. La sala preparada para el funeral, en la propia casa del difunto, presenta un aspecto patético. Cuatro personas: su representante, dos amigas y el propio George, a quien el fallecido ha nombrado albacea testamentario. Eso es todo. Se muere como se vive, y quien ha malgastado su vida alrededor de sí mismo, suele estar bastante solo a la hora de partir de este mundo.

El pobre George, que tampoco es ningún santo, no sabe lo que le espera. Cuando se queda solo tras la formalidad de la ceremonia, y se dispone a descansar del largo viaje, antes de enfrentarse a los asuntos que Charlie ha dejado pendientes –hipotecas, deudas con hacienda…-, llaman a la puerta y aparece un hombre acompañando de una joven rubia un tanto extraña. Y aquí empieza el lío…

El ambiente general de la historia es ciertamente amoral, con personajes que viven permanentemente en el engaño. Podríamos decir que hacen de la mentira un estilo de vida. La palabra o la fidelidad son papel mojado; no tienen cabida en ese mundo hedonista donde no hay otra meta que el éxito y el dinero. No obstante, en medio de todo ello, todavía hay quien procura ser leal y siente la natural repugnancia hacia la mentira y la doblez.

En resumidas cuentas, si tienen ocasión de verla pasarán un buen rato, pero tampoco se trata de ir buscándola por ahí.

Para terminar, mencionar que por su temática no es adecuada para todos los públicos, y que en filmaffinity la califican con un 6,5 sobre 10. Estamos de acuerdo.

Ficha técnica en Filmaffinity.

15 de agosto de 2010

EL ACEITE DE LA VIDA (1992). George Miller. Drama. Jóvenes. ****

Historia real sobre la cruel y rara enfermedad (ALD) que comienza a desarrollar Lorenzo Odone, un niño de tres años hijo de inmigrantes italianos que viven en Estados Unidos. Se trata de una grave degeneración neurológica para la que no hay tratamiento conocido y que, en poco tiempo, acaba paralizando al enfermo. Los padres, que no se conforman con la situación, comienzan una particular cruzada contra el tiempo y la medicina convencional, lanzándose a una batalla en la que lo más difícil sereá convencer a los escépticos sobre las posibilidades terapéuticas del "aceite" de Lorenzo.

Estupenda película en torno a la lucha de unos padres por encontrar remedio para la enfermedad de su hijo, ante la nula respuesta de la medicina convencional. En esta lucha contrarreloj, el matrimonio Odone, da una lección de amor, unidad, responsabilidad, fortaleza, constancia y optimismo.

Los padres de Lorenzo son un ejemplo de dignidad a la hora de afrontar la enfermedad degenerativa e incurable de su hijo. En primer lugar por su fortaleza. Cuando reciben la terrible noticia se sobreponen al dolor y van en busca de Lorenzo aparentando normalidad; incluso esbozando una sonrisa. Su responsabilidad les lleva a actuar con rapidez en busca de soluciones. Como las respuestas que reciben no son satisfactorias, echan mano de la audacia para abrir nuevos caminos. En este periplo van aparcando cualquier cosa que se oponga o dificulte su objetivo, olvidándose de sí mismos en una entrega total –generosidad-. Una vez en marcha, cuando surgen problemas, no abandonan su propósito –constancia y fortaleza-. Sin embargo, la actitud de Augusto es más equilibrada que la de Michaela. Ésta pierde la paciencia con facilidad y tiene tendencia a descargar la tensión acumulada con quienes se encuentran cerca de ella, faltando a la justicia.

Una actitud diametralmente opuesta es la del matrimonio que preside la fundación de afectados por la ALD. No cabe duda de que quieren a sus hijos y también saben lo que es sufrir. Además, el tiempo que dedican a la institución es muestra de generosidad. Sin embargo, hay en su modo de proceder una resignación que conduce a la pasividad y a la falta de esperanza, haciéndonos dudar de su rectitud de intención. El modo en que se niegan a difundir los hallazgos de los Odone, hace sospechar de que en su negativa a prolongar la vida de los enfermos buscan no alargar sus propios sufrimientos.

El comportamiento de los distintos personajes que van apareciendo a lo largo de la película permite que apreciemos la importancia de muchos valores. En primer lugar, de la unidad familiar, sin la cual ¡qué difícil es salir adelante! También de la solidaridad de familiares, amigos, vecinos y colegas, que contribuye no poco a sostener a quienes están pasando por un mal momento.

Hay una persona cuyo comportamiento da el tono en todo momento: la hermana de Michaela. Amor y generosidad resumen bastante bien su modo de proceder.


De interés

Aunque El aceite de Lorenzo se estrenó hace casi veinte años, no ha perdido ni un ápice de actualidad. Todavía la ALD sigue siendo una enfermedad incurable y el “aceite”, a pesar de demostrar su valor terapéutico en muchos casos, todavía no está aprobado como terapia. El carácter minoritario de esta enfermedad, pone sobre el tapete el problema de la falta de interés de los grandes laboratorios por aquellas investigaciones difíciles de rentabilizar. Este es el caso, también, de enfermedades muy extendidas en países del tercer mundo. Urge tomar conciencia de ello y buscar soluciones al respecto.

Otro aspecto importante es la necesidad de una medicina más humana. Los avances tecnológicos y terapéuticos son formidables, pero cada vez más, se corre el riesgo de convertirla en una actividad puramente comercial, olvidando la importancia de que el enfermo sea tratado con cariño, respeto y comprensión.

Pensando en la gente joven, pienso que resulta muy atractiva la figura de Augusto estudiando sin cesar. Gracias a su esfuerzo y constancia, logra descubrir mecanismos biológicos trascendentes. El valor del aprendizaje queda perfectamente reflejado. Más temas para el debate: el dolor como nexo de unión, el sentido del dolor, la dignidad del enfermo,… etc.


Responsabilidad

Responsabilidad, etimológicamente hablando, está relacionada con respuesta, responder, dar respuesta a la llamada de otro, responsable. Consiste en la disposición habitual de asumir las consecuencias de los propios actos, de tal modo que los demás queden beneficiados lo más posible o, por lo menos, no perjudicados. Ahora bien, es evidente que la exigencia de responsabilidad será mucho mayor cuando se actúa intencionadamente que en el caso contrario. En este supuesto, no cabría hablar de responsabilidad moral, aunque sí de obligación de reparar. Por otra parte, resulta obvio que todo esto sólo tiene sentido en el marco de actuaciones libremente realizadas.

En El aceite de la vida el matrimonio Odone, Augusto y Michaela, son un claro ejemplo de ejercicio responsable de la libertad. Ante la terrible enfermedad de Lorenzo, se sienten llamados a luchar decididamente por remediar la situación del niño. La enfermedad es muy agresiva y los avances científicos muy pobres, así que deciden hacer todo lo posible por encontrar una solución. A partir de ese momento todo lo demás pasa a un segundo plano, y sus vidas se concentran en dar la respuesta adecuada a las necesidades del niño. Su conciencia les impide quedarse de brazos cruzados, descargando en otros sus obligaciones como padres. Piden ayuda, acuden a quien tiene autoridad –médicos, científicos, laboratorios…-, lo contrario sería irresponsabilidad, y actúan en consecuencia, sin ampararse en sus respuestas para abandonar la lucha. El amor es la razón última de su batalla.

Otra faceta de la responsabilidad es la correspondencia y la gratitud como respuesta a los bienes recibidos. Esta toma de conciencia facilita iniciativas en favor de los demás como un modo de compartir lo propio. Ejemplo de esta gratitud “responsable” los tenemos en la madre de otro niño con ALD, que no sabe cómo pagar a los Odone el aceite para su hijo y les ofrece lo que tiene –frutas y verduras-.

Son vicios opuestos a esta virtud el cargar a otros con lo propio, buscar excusas para evadir responsabilidades, achacar culpas a los demás, o, en el polo opuesto, la actitud escrupulosa y atormentada. Como muestra de lo primero, podríamos citar al matrimonio que dirige la fundación a favor de los afectados por la ALD, que se eximen de cualquier iniciativa propia con la escusa de que para eso están los médicos e investigadores.

Son muchas las virtudes que se ponen de manifiesto en una vida responsable. Además de la ya mencionada gratitud, entre otras, podemos citar la generosidad -la disponibilidad total de la tía de Lorenzo-, la fortaleza –la constancia en la lucha del matrimonio Odone-, la audacia y la constancia –de nuevo el matrimonio Odone buscando formas de atajar la enfermedad-.

Aunque la virtud es personal, son muchos los beneficios sociales que proporciona la responsabilidad. En El aceite de la vida, tenemos al propio “aceite”, que ayudará a otras familias en su dura lucha contra la ALD. El avance de la medicina debe mucho a la actitud responsable de enfermos, familias, médicos e investigadores.

6 de agosto de 2010

EL MILAGRO DE ANNA SULLIVAN (1962). Arthur Penn. Drama. Jóvenes. ***

Annie Sullivan llega a casa de los Keller para encargarse de una tarea casi imposible: enseñarle el mundo exterior a Helen Keller, una niña de siete años ciega y sordomuda desde los dieciocho meses, a causa de una enfermedad. Un oscuro complejo de culpabilidad, por la muerte de su hermano, impulsa a la pedagoga a redimirse mediante la educación de la niña.

Personajes

Basada en hechos reales, nos cuenta “el milagro” de Anna Sullivan. Aunque más que milagro habría que hablar –sin que esto signifique quitarle importancia a la enorme trascendencia que la visión sobrenatural ejerce sobre las personas que la poseen- de premio a la constancia. Anna es una profesora educada en un orfanato que, en su primer empleo, debe afrontar la tarea de proporcionar un mínimo de educación a Helen Keller, ciega y sorda desde la cuna. Profesora y alumna son las protagonistas indiscutibles de la historia. Sus papeles son interpretados por Anne Brancroft y Patty Duke que, con sus brillantísimas interpretaciones –ambas ganadoras del Óscar-, dotan a sus personajes de una fuerza dramática y autenticidad antológicas.

De Helen poco podemos decir en cuanto a virtudes o defectos, pues su nula formación, su incomunicación y su absoluta incomprensión de todo lo que la rodea parece estar en el origen de su comportamiento. Si efectivamente su libertad estuviera fuertemente mermada como consecuencia de sus limitaciones a la hora de razonar y comprender, la responsabilidad de sus actos estaría igualmente disminuida. Por tanto, su comportamiento agresivo sería más digno de lástima que de reprobación.

Anne, por el contrario, sí es una mujer absolutamente libre. Entrenada en las duras condiciones de vida de un orfanato y que, a pesar de sus limitaciones físicas, ha logrado una buena formación profesional y humana. Aunque la historia comienza con Anne camino de su primer empleo, se adivina que para llegar hasta ahí, ha debido poner en juego muchas virtudes y contar con la ayuda de otras personas. Sin fortaleza, sin laboriosidad, sin generosidad, paciencia, audacia, constancia o responsabilidad, difícilmente habría llegado hasta ese tren. Prueba de lo que decimos es su comportamiento en casa de los Keller. Es recibida con ilusión y esperanza, pero rápidamente se vuelven las tornas y tendrá que hacer gala de una gran fortaleza y generosidad para perseverar. También tendrá que armarse de paciencia para no perder la calma y la serenidad en situaciones muy duras. A priori, pudiera parecer que los métodos empleados por Anne demuestran falta de amor, pero su rectitud de intención es evidente; actúa de ese modo porque piensa que es la mejor manera de sacar a la niña de su aislamiento y hacer por ella el bien que no pudo hacer por su propio hermano.

Los padres son el contrapunto de la profesora. La madre se vuelca en mimos con Helen y el padre, aunque disgustando por los malos modos de la niña, tampoco es capaz de mantener una actitud exigente. Es evidente que la quieren, pero no tienen la fortaleza necesaria para actuar del modo más conveniente. Se mueven a impulsos, aunque hay que reconocer que la madre demuestra una mayor sensibilidad y esperanza, siendo capaz de renunciar temporalmente a la niña, dando una nueva oportunidad a la profesora.


De interés

La temática de la película es muy rica, pero personalmente me gustaría llamar la atención en un asunto de plena actualidad: la necesidad de la exigencia en la educación. La formación requiere esfuerzo por ambas partes, especialmente en el educando. Sin sacrificio, léase fortaleza, laboriosidad, constancia, responsabilidad, orden…, es difícil alcanzar la excelencia a la que está llamada toda persona. También resulta muy gráfica la importancia de la comunicación y del lenguaje en el desarrollo humano.

De cara a los jóvenes, además de hacerles comprender que no necesariamente quien les da todo es quien mayor bien les hace, El milagro… es bastante adecuada para aprender a valorar y agradecer tantas cosas buenas como les rodean, empezando por la propia salud.

Constancia

La constancia es una virtud que viene en ayuda del tedio y del cansancio que, necesariamente, acaban por producirse en cualquier actividad. El aburrimiento, la pérdida de interés, el desaliento, la impaciencia, la incomprensión o el olvido de las razones de peso que llevaron a emprenderla, son tentaciones constantes en la vida cotidiana de cualquier persona. Cuando se trata de actividades y costumbres valiosas, es razonable poner empeño en conservarlas. Pues bien, la constancia, es, precisamente, el hábito que hace posible mantener el ánimo y el nivel de realización –dando resultados del mismo nivel durante un largo período de tiempo-. Proporciona firmeza y seguridad. La constancia es, en consecuencia, el antídoto adecuado contra la pasividad, la terquedad o la inconstancia.

Esto que decimos se plasma con claridad en El milagro de Anna Sullivan. La decisión con que Anna asume la tarea de educar y romper la incomunicación de Helen Keller, una jovencita ciega y sordomuda desde muy pequeña, pasa por momentos realmente duros. Emprende el trabajo con una ilusión desbordante y gran confianza en sí misma. Sin embargo, a pesar de su fuerte motivación e implicación personal –ella misma sufrió ceguera hasta una reciente operación-, pronto surgen problemas de todo tipo. Empezando por la propia alumna, una cría semisalvaje víctima del abandono educativo de sus padres, que no sólo no colabora, sino que pone dificultades sin cuento. Los padres, y la familia en general, tampoco aprueban los métodos de la profesora, ciertamente duros. La amenaza del despido se hace presente desde el primer momento. Lo fácil hubiera sido abandonar, ya que a la dureza de la situación se añade la incomprensión de todos. No obstante, persevera, mantiene el ánimo hasta el final y los resultados acaban llegando.

Los vicios contrarios a esta virtud –la desgana y la variabilidad de ánimo, entre otros- también tienen su adecuado reflejo en la película. Helen es una chiquilla con unos problemas terribles –ceguera y sordomudez- y es digna de compasión, pero un cariño mal entendido puede desembocar en un daño aún mayor. La familia se mueve entre la pasividad, fruto de la desgana o la desesperanza, y la impaciencia.

25 de julio de 2010

EL INOLVIDABLE SIMON BIRCH (1998). Mark Steven Johnson. Drama. Jóvenes-adultos, ***

Historia de amistad entre dos chicos, Simón y Joe, marcados por su difícil situación personal. Mientras Simón lleva con gran dignidad y conformidad una enfermedad degenerativa que le impide crecer, Joe vive angustiado por no saber quién es su padre y le cuesta digerir que lo señalen con el dedo por dicho motivo.

Gracias al apoyo mutuo, sus vidas se hacen más llevaderas y pueden compartir con alguien sus anhelos y temores. Otra diferencia radical entre ambos, es su familia. Los padres de Simón, faltos de generosidad, no supieron aceptar un hijo enfermo y deforme, por lo que en ningún momento le muestran el más mínimo afecto. Es más, no faltan ocasiones en las que sale a relucir el más absoluto desprecio hacia él. Por el contrario, Joe, tiene la suerte de tener una madre encantadora, Rebecca. Su atractivo va más allá de su belleza personal. Parece irradiar de su interior, de su sonrisa y alegría contagiosas, de su generosidad, de su sincera preocupación por los demás y… también de sus silencios, como se puede comprobar a lo largo de la historia. De hecho, gracias a Rebecca, Simón pudo sentir la ternura de una madre.

El auténtico protagonista de la historia es Simón. Tiene doce años y una madurez que para sí quisieran muchos adultos. Es un chico enfermo y deforme, que desde muy pequeño ha comprendido que toda vida, sea cuales sean sus circunstancias, tiene sentido, y que cada cual tiene una misión que cumplir en este mundo. Esto hace que no se preocupe lo más mínimo de sí mismo y de que su deformidad sea objeto sistemático de burlas y risas. Lo único que le interesa es ser fiel a ese plan divino que intuye para su existencia. Por eso es feliz dándose a los demás, principalmente a su amigo Joe, un chico infeliz al que le cuesta aceptar su condición de hijo de madre soltera. Sus profundas convicciones, no exentas de interrogantes, y su respeto y aprecio por todos, hacen posible que cuando llegue una situación extrema, se comporte como un verdadero héroe. Es sincero, sin doblez, acepta las bromas de los chiquillos y siente que su físico no es una maldición. Está convencido de que todas las cosas tienen un sentido a los ojos de Dios. Tiene fe. Considera que no es una maldición o mera casualidad haber nacido de ese modo. Por el contrario, piensa que todo obedece a un plan divino y su mayor inquietud es descubrirlo para ponerlo en práctica. Por otra parte, es un chico completamente normal, al que le gusta jugar, reír, hacer deporte y tontear con las chicas. Una cosa no está reñida con la otra. En una palabra, sabe querer a los demás y lo demuestra, con obras, cada vez que tiene ocasión. Su vida será un ejemplo para los demás y, gracias a él, la fe renacerá en quienes la habían perdido.

Como decíamos, Joe, el otro gran protagonista de la película, no lleva tan bien su situación. Está muy marcado por el hecho de no saber quién es su padre y vive obsesionado con descubrirlo. Quizás por esto se aísle de los demás chicos y sólo se abra a quien, como él, también arrastra un estigma. No obstante, esta actitud es totalmente natural y hay bastante nobleza en su comportamiento. No tiene respetos humanos y quiere sinceramente a Simón, a quien lleva de un sitio para otro en su bicicleta convenientemente acondicionada. También muestra una gran generosidad sabiendo perdonar.

Hay otros personajes interesantes, como el novio de Rebecca, pero nos limitaremos a poner en el lado negativo de la balanza al pastor. Un hombre atormentado por los remordimientos, incapaz de abrirse a la redención y avocado a la pérdida de la fe. No hay cosa más triste que una persona consagrada sin fe operativa. Menos mal que aprovecha la oportunidad y parece reencontrar el camino.

La película es especialmente interesante por la forma en que trata temas como la amistad, el papel de la fe en la vida cotidiana, el valor incalculable de cada vida humana, el potencial de bien que tiene toda persona, se cuales sean sus circunstancias… También la necesidad de afrontar las consecuencias de los propios actos con responsabilidad, de reconocer los propios errores y de abrirse al perdón y la reconciliación.

Por otra parte, en una sociedad como la nuestra, con un paisaje urbano transformado por la inmigración y la crisis económica y de valores –que es mucho más importante-, este film puede ayudar a reflexionar sobre la radical igualdad de todos los seres humanos.

Más información en decine21.com.

19 de julio de 2010

COMO DIOS (2003). Tom Shadyac. Comedia. Jóvenes. ***

Como Dios trata, en todo predominantemente cómico, de las vicisitudes de un tipo egoísta (Jim Carrey) y siempre descontento –“me lo he ganado por intentar ayudar a alguien”, “Dios es un niño mudo”, “no puedo estar bien con una vida mediocre”, “dame una señal”, “necesito un milagro, estoy desesperado”-, cuando Dios le brinda la oportunidad de disfrutar de sus poderes y de ejercer como tal, poniendo en sus manos la posibilidad de “remediar” las injusticias del mundo. Pero he aquí, que el atolondrado Bruce, así se llama nuestro hombre, carece de la virtud de la generosidad y le sobra egoísmo. No tiene el hábito de darse, sino el de centrarse en sí mismo. Consecuentemente, no sólo no remedia los males de la gente, sino que su actitud le lleva a empeorar la situación de muchas personas, llegando a provocar catástrofes naturales simplemente por satisfacer un capricho personal sin ponderar las consecuencias –“hace un par de semanas que tienes mis poderes, ¿a quién has ayudado?”, le dice Dios en un momento determinado-.

No todo es negativo en este hombre, pues su actitud un tanto payasa cae simpática al espectador, incluso deja traslucir una cierta bondad bajo su gruesa capa de egocentrismo. Este es el caso, por ejemplo, cuando le vemos socorrer a un indigente sin considerar las consecuencias de enfrentarse a unos pandilleros. Este buen fondo hace que después de su atolondrado comportamiento, a la vista de algunas de las consecuencias de sus actos y, sobre todo, al comprender la verdadera dimensión del amor, sea capaz de rectificar y de “rezar” de verdad. A partir de este momento, su vida da un vuelco y comprende que pensar en los demás y en sí mismo por encima de todo, son dos actitudes claramente incompatibles. Cuando es capaz de desear lo mejor para su novia, aunque ello pudiera acarrear perderla, es cuando “milagrosamente” la recupera.

También cae simpática esta chica (Jennifer Aniston). Su carácter es diametralmente opuesto al de Bruce. Ella no tiene miedo al compromiso, desea casarse y fundar una familia, se interesa por las cosas cosas de él y, fundamentalmente, es piadosa. Es una mujer que reza y sus oraciones están impregnadas de generosidad. Le preocupa más el descamino de Bruce que el daño que éste pueda causarle a ella misma. Su sufrimiento no es consecuencia del victimismo, sino de pensar que la persona a quien quiere pueda malograr su vida. No es rencorosa y sabe perdonar, aunque chirría un poco esa religiosidad moderna singularmente complaciente en determinados temas morales.

Además de Bruce en su etapa previa al cambio de actitud, el retrato que hace la película de quienes trabajan en los medios de comunicación se aleja un tanto de la imagen del periodista honesto cuyo lema es la búsqueda de la verdad y su difusión. La moral del triunfo parece dominar a estos profesionales, cuyo éxito vital se reduce a lograr una exclusiva que pueda ser primera plana.


Aunque el tono general es de comedia, la película saca a relucir algunos temas de permanente actualidad: el individualismo que parece dominar en gran parte de nuestra sociedad, la sordera ante las necesidades ajenas, el afán de notoriedad y de éxito cuya máxima manifestación es salir en televisión, el miedo al compromiso en las relaciones de pareja, el sentido de la vida y las condiciones de la auténtica oración.

Como Dios puede ayudarnos a comprender que en la vida, casi siempre, nos falta la suficiente perspectiva para discernir dónde se encuentra el auténtico bien, y que lo que muchas veces queremos, no necesariamente es lo mejor para todos. De hecho, no es infrecuente que los intereses sean contrapuestos.

En suma, la película es una llamada a aceptarnos como somos y a comprender que lo más grande que tenemos es la vida y la posibilidad de entregarla. Para encontrarse a sí mismo, paradójicamente, el hombre debe salir de la fortaleza interior construida a base de miserias.


Generosidad

Podemos definir la generosidad como la actitud dadivosa que no excluye a nadie como destinatario ni admite cálculos para dosificar los dones. Esta virtud facilita la convivencia, pues impulsa a quien la adquiere a compartir los bienes y a darse a los demás sin esperar correspondencia, con absoluto desinterés, aún cuando suponga esfuerzo. Pero como no hay virtud sin amor, todo este volcarse en los demás parte de un profundo respeto hacia el prójimo y del convencimiento del valor incalculable de cada ser humano. Consecuencia de esto último, es la necesidad de que con la donación se busque el bien del receptor. De hecho, a veces, el dar sin ton ni son, puede enmascarar un comportamiento inequívocamente egoísta.

De lo que acabamos de afirmar se deducen dos cuestiones importantes: la primera, que la persona que adquiere esta virtud toma conciencia de la superioridad del ser sobre el tener, y segunda, que la generosidad tiene su campo de acción en el servicio al prójimo. Los polos opuestos de la generosidad serían la prodigalidad –actitud despreocupada que acaba en empobrecimiento personal e impide la donación- y el egoísmo -cuando se antepone el yo a todo lo demás-.

En Como Dios, tenemos ejemplos de personas cuyo comportamiento se caracteriza por estas notas que acabamos de enunciar. Bruce, es un joven básicamente egoísta. Lo único que le importa es triunfar como presentador de televisión, al precio que sea, sin importarle la honestidad ni las consecuencias de los métodos a emplear. El éxito, es la estrella que guía sus pasos, y su persona el centro del firmamento; firmamento reducido a una pantalla de televisión. Apenas presta atención a su pareja, una chica bienintencionada, a la que no escucha y cuyos anhelos pasan totalmente desapercibidos. Para colmo, está todo el día quejándose por lo mal que le va todo y encarándose con Dios, a quien culpa de su desgracia. Pero he aquí, que Dios le da la oportunidad de disfrutar de su omnipotencia y de administrar la justicia como el mismísimo Todopoderoso. Y ¿cómo aprovecha la oportunidad el amigo Bruce? Pues se encarga de utilizar los poderes en beneficio propio y, cuando las oraciones de la gente, cuyo clamor escucha, se le hacen molestas, opta por conceder a todo el mundo lo que pide. ¿Resultado? El caos más absoluto; falta amor en este atender a la gente y sobra egoísmo. Sin embargo, afortunadamente, una serie de circunstancias le hacen reaccionar y comprender que la felicidad está en la entrega, que, dándose, se encuentra a uno mismo y su sitio en el mundo. Por último, mencionar que resulta significativo que en Como Dios la generosidad está muy relacionada con la fe.

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13 de julio de 2010

MÁS ALLÁ DEL DEBER (2001). David L. Cunningham. Bélico. Jóvenes. ***

Durante la segunda Guerra Mundial el regimiento del joven Capitán Ernest Gordon es capturado por los japoneses y enviado a un campo de prisioneros en la jungla de Burna. Obligados a construir las vías del ”Tren de la muerte” bajo un régimen de extrema brutalidad, sólo cabe pensar cómo sobrevivir.
Esta película tiene muchas similitudes con el clásico El puente sobre el río Kwai. Aunque con algunos matices, se podría afirmar que se trata de un remake de la primera, lo que puede llevar a no apreciar los valores que encierra.
Como en el film citado, también aquí vemos a un grupo de prisioneros aliados obligados a trabajar, en condiciones inhumanas, en el trazado de un ferrocarril a través de la jungla de Burma (Thailandia). Sin duda una de sus cualidades es la completa galería de personajes que nos ofrece, una completa radiografía de la actitud humana ante el sufrimiento y la injusticia. A continuación, nos detendremos en cinco de ellos.
Dusti es una persona con profundas convicciones religiosas y sentido trascendente de la existencia. Lo vemos rezar y guiarse por los Evangelios en diferentes situaciones. Es un hombre coherente en el que se funden fe y vida. Encarna como ningún otro personaje el mandamiento del amor, llegando hasta el extremo de dar su vida por los demás. Siempre partidario de la conciliación, sin renegar de sus principios, se preocupa eficazmente del prójimo, cuidando de aquellos que más lo necesitan, sin acepción de personas y con total olvido de sí. Es fuerte y generoso.


Ernest es un joven idealista, que sueña con ser profesor, a quien la guerra y sus consecuencias -injusticia, crueldad, desprecio de la vida ajena, sufrimiento, dolor, desesperanza…- sumen en la perplejidad. No obstante, tras unos ligeros titubeos, reacciona con nobleza y se aplica, no sin asumir riesgos, a la noble tarea de dar clases a los colegas que lo deseen. Comienza hablándoles de Platón y la justicia, lo que provoca un cambio radical en el “alumnado”. Les abre nuevos horizontes y, a partir de ese momento, comienzan a mirar con nuevos ojos a todo lo que ocurre alrededor. Recuperan la esperanza y la dignidad perdida, hasta el punto de comportarse con compasión ante el enemigo. Insustituible labor, la de este joven, que con su comportamiento descubre que la heroicidad está más próxima del perdón y la compasión, que de la violencia y la venganza.
Interesante personaje el que encarna Kiefer Sutherland, yanki, un soldado americano preocupado sólo de sí mismo que, en contacto con Dusti y Ernest, experimenta una llamativa transformación. Del egoísmo inicial hasta declararse culpable de un robo que no había cometido, para salvar a los demás, hay un largo trecho en el que juegan un papel crucial las personas con las que se relaciona. El ejemplo, el evangelio hecho vida, es la mejor escuela y el mayor estímulo.
El Mayor Campbell es, probablemente, el protagonista más atormentado. Su reacción violenta ante la injusticia lo empuja a la sinrazón, aunque al final parece que reacciona, y llora abrazado a su mayor enemigo.
Por último, el teniente Ito, un oficial japonés cuyo inhumano código de honor –“un hombre pesa menos que una pluma”-, es el mejor caldo de cultivo para un comportamiento cruel y amargado. En el fondo, es una víctima más de un sistema de valores desligado de la ley natural.
En definitiva, Más allá del deber, es una película cuya completa y bien desarrollada galería de personajes, la convierten en un valioso instrumento pedagógico para analizar las diferentes actitudes humanas ante el sufrimiento y la injusticia, y también las consecuencias de las decisiones libremente aceptadas.

Más información en decine21.com

25 de junio de 2010

THE BLIND SIDE (2009). John Lee Hancock. Drama. Jóvenes. ***

Se ha hecho de rogar el estreno de esta película. Hoy día es bastante inusual que una cinta premiada con el Oscar a la Mejor Actriz Principal, en este caso Sandra Bullock, tarde tanto en estrenarse en nuestro país. Y más todavía si consideramos que en Estados Unidos arrasó en taquilla, convirtiéndose en todo un fenómeno que asombró a propios y extraños. La misma Bullock confesaba que tardó mucho en decidir si aceptaba o no el papel, pues no se veía interpretando a Leigh Anne, y una vez aceptado, lo último que se esperaba era que este trabajo le daría el preciado galardón y, añadimos, la consagraría como una gran actriz. Ojalá le sirva de estímulo para rectificar el rumbo iniciado con películas como La proposición, en la que cede a un mal gusto que, más allá de mejores o peores papeles, había eludido a lo largo de su carrera.

La excusa esgrimida para justificar su no distribución en España era que al ser su argumento excesivamente localista, seguramente dificultaría su aceptación por el público español. Ahora, una vez en las salas, será la taquilla quien dará o quitará razones. Aunque es cierto que ni el futbol americano ni el papel del deporte en el sistema educativo estadounidense tienen mucho que ver con nosotros, dos temas importantes en la película, nos parece una excusa bastante absurda, máxime cuando estamos acostumbrados a que se estrene todo tipo de películas procedentes de Estados Unidos, algunas magníficas, otras pasables, y muchas, auténticamente infumables.

¿A qué podría deberse este desinterés? No tengo la respuesta, pero se me antoja sospechoso que se ningunee una película en la que, sin ser una obra de arte, con una factura más que correcta se exaltan una serie de valores humanos encarnados, precisamente, por unos personajes -por cierto, nada ñoños- que se sienten cristianos y, por ello, llamados a servir a los demás. Además, resulta que la escuela donde se educan los Tuhoy -este es el apellido de la familia protagonista- y se admite, no sin alguna reticencia, a Michael -el chico negro acogido en su hogar-, se autodenomina cristiana y pretende se fiel a sus principios. Pero bueno..., sea cual sea la razón, tenemos que felicitarnos porque se ha estrenado y podemos disfrutar y aprender de las vicisitudes de una familia ejemplar.


Sí, digo aprender. Aprender, en primer lugar, porque esta bonita historia está basada en hechos reales y, por tanto, nadie debiera objetar que es un mero ejercicio bobalicón y bien intencionado pero completamente alejado de la realidad. Actitudes como las de esta familia son posibles hoy día. Es más, estoy seguro de que hay mucha gente movida por nobles ideales y volcada generosamente en los demás, aunque, por desgracia, no ocupen primeros planos ni en telediarios, ni en los diversos medios de comunicación de masas. Aprender, también, porque el bien es "pegajoso" y despierta los mejores instintos que todos llevamos dentro. En la pantalla vemos a una familia feliz, que se quiere, se respeta, se ayuda y se abre a los demás, y... mira por dónde, resulta que ésto ejerce un enorme atractivo en el espectador, y le ayuda a plantearse cuestiones interesantes sobre el modo en que está enfocando su vida.

¿Qué cuestiones son las que plantea The blind side, que la hace tan sumamente atractiva? Me atrevería a decir que su complicidad con el espectador deriva del hecho de enfrentarse a temas que le interesan y, lo que es más importante, que lo hace con honestidad y con un sentido profundamente humano, sin trampa ni cartón, y sin rendirse a posturas políticamente correctas que nada aportan porque nada encierran. Así, por ejemplo, salen a la palestra la discriminación racial, la marginación, la maternidad, la solidaridad, la generosidad, la necesidad de esfuerzo y sacrificio para alcanzar metas, el papel central de la familia en la sociedad y su incuestionable aportación en el desarrollo personal, y en pro de un tejido social sano, o la adopción y el papel que pueden jugar en ella los padres biológicos. Muchos temas para darle vueltas y sin necesidad de enfrentarnos a una historia de tésis, gris, escéptica, negra y desesperanzada. Esta película tiene la virtud de decir muchas cosas y decirlas bien, de forma amable y atractiva, sin ocultar ni regodearse en lo peor de la condición humana.


The blind side nos cuenta la historia de Michael Oher, "Big Mike", un adolescente negro sin padre conocido y madre problemática que, tras dar tumbos por hogares de acogida hasta convertirse literalmente en un "sin techo", tuvo la suerte de ser admitido en un buen colegio, de ideario cristiano, y, fundamentalmente, ser acogido en el hogar de los Tuhoy. Una familia acomodada y unida residente en Memphis, cristiana evangélica y formada por los padres y dos hijos: una chica adolescente y un simpático chaval. Sin embargo, como el espectador podrá comprobar, la verdadera protagonista es la madre, Leign Anne, quien siguiendo los impulsos de su conciencia decide complicarse la vida introduciendo en la familia a un chico desconocido y necesitado. Este hecho marcará la vida de los cinco. Como ella reconoce en un momento determinado, aunque Big Mike ha sido afortunado, ellos lo han sido más.

14 de mayo de 2010

ENCADENADOS (1946). Alfred Hitchcock. Thriller

Obra maestra dirigida en 1946 por ese genio cinematográfico que fue Alfred Hitchcock. A su impecable realización une un reparto de lujo, encabezado por Cary Grant ,Ingrid Bergman y Claude Rains. Una historia de amor y espionaje tras la Segunda Guerra Mundial, con algunas situaciones realmente antológicas –como la angustiosa, tensa y maravillosamente resuelta escena de la llave-.

Alicia Huberman (Ingrid Bergman), una joven tan frívola como atractiva, descubre repentinamente que toda su vida se ha desarrollado sobre una tremenda mentira: su padre no es quien ella pensaba; ha sido acusado de ser un espía nazi, detenido y condenado por traición. Esta situación es aprovechada por los servicios de contraespionaje para implicarla en una difícil misión. Devlin (Cary Grant), agente de Inteligencia norteamericano, será el encargado de reclutarla y hacer de enlace entre ella y sus superiores en el FBI. Haciendo uso de su atractivo personal, el agente, consigue interesarla y convencerla para que les ayude a desenmascarar a Alexander Sebastian (Claude Rains), antiguo amigo de su familia. Se trata de un millonario alemán residente en Río de Janeiro, del que se tienen fundadas sospechas sobre sus actividades como cerebro de un poderoso movimiento neonazi. Lo que menos imaginaba Alicia era que la situación se iba a complicar hasta el extremo de situarla en un callejón sin salida.

Romanticismo y tensión son las notas características de Encadenados. El romanticismo lo pone la historia de amor en la que se ven implicados los tres protagonistas; Devlin, Alice y Alexander Sebastian, un personaje siniestro de apariencia sofisticada y duro hasta el extremo, aunque con dos debilidades: su absorbente madre y la propia Alice, por la que siempre estuvo fascinado.

La tensión es fruto de la inigualable técnica narrativa del director, que consigue introducir al espectador en la historia y atraparlo en los sentimientos de los protagonistas. Poco a poco, a medida que Alice se va implicando en la misión, la situación se va complicando, creándose una atmósfera opresiva que se va volviendo, poco a poco, irrespirable. Se tiene la sensación de que, en cualquier momento, todo va a saltar por los aires y aunque, por una parte, se teme el desenlace, por otra, deseamos que pase lo que tenga que pasar y así liberarnos de la angustia acumulada.

Cine de precisión, donde todo encaja a la perfección. El guión, la fotografía, la música, el montaje, la planificación… las interpretaciones. Este es uno de los platos fuertes de la película. Tanto Ingrid Bergman, como Cary Grant y Claude Rains –nominado al Oscar como Mejor Actor Secundario-, hacen unas interpretaciones excelentes, acordes con su bien ganado prestigio. Hay quien considera Encadenados como la mejor o una de las mejores películas de Hitchcock. No sé si será cierto, pero no me cabe la menor duda de que estamos ante una obra imperecedera.

Pero no nos quedemos con los aspectos puramente formales o artísticos, porque tampoco faltan temas para el debate: ¿dónde está el límite en el cumplimiento de los deberes para con la sociedad? ¿Hasta dónde debe llegar el sacrificio personal en favor de una justa causa? ¿Es lícito aprovecharse, con fines nobles, de las personas que pasan por situaciones difíciles? ¿Qué valoración cabe hacer del extremo a que lleva su implicación Alice? ¿Es honesta la actitud de Devlin? ¿Qué debe prevalecer cuando los interesas personales y los de una colectividad entran en conflicto, en el supuesto de que unos y otros tengan razones de peso para defender su postura?

Año: 1946. País: Estados Unidos. Director: Alfred Hitchcokc. Intérpretes: Cary Grant, Ingrid Bergman y Claude Rains. Duración: 101 minutos. Público: Jóvenes. Género: Thriller. Más información en decine21.com.

20 de abril de 2010

GIGANTE (1956). George Stevens. Drama.

Dirigida en 1956 por George Stevens (Raíces Profundas, El Diario de Ana Frank, La historia más grande jamás contada,...), nos cuenta la historia de una familia a lo largo de más de 30 años y de cómo el petróleo transformó la sociedad tejana en el curso del siglo XX. Es una superproducción muy del gusto de la época, basada en una novela de Edna Ferber, que obtuvo nueve nominaniones a los Oscar, consiguiendo finalmente un único galardón, el premio al Mejor Director (el de la Mejor Película fue para discutida La vuelta al mundo en 80 días). Junto a Rock Hudson y Elisabeth Taylor, podemos disfrutar de la compañía del malogrado James Dean en su último papel.

La historia comienza cuando Bick Benedict (Rock Hudson), dueño de un inmenso rancho ganadero en Texas, viaja a Maryland para comprar un purasangre. Se hospeda en la rica hacienda del propietario del caballo, donde rigen la buena educación y las costumbres tradicionales. Allí conoce a Leslie Lynnton (Elizabeth Taylor), una de las hijas de los anfitriones. El flechazo entre Bick y Leslie es inmediato y se casan en la propia mansión aprovechando la estancia del joven Benedict.

El matrimonio se instala en Reata, el rancho tejano propiedad de los Benedict desde hace varias generaciones. Iniciada la convivencia, pronto surgen diferencias ideológicas y culturales entre los esposos. Son dos modos diferentes de entender la vida, radicalmente opuestos y difíciles de conciliar. Leslie no entiende la discrimación que sufren los jornaleros ni las barreras que impiden el trato con los hispanos, reducidos a mera fuerza laboral. Poco apoyo encuentra Leslie entre sus nuevos vecinos y amigos, rudos rancheros en su mayoría, ni en sus respecivas esposas. Únicamente Jett (James Dean), enamorado secretamente de ella, parece comprenderla. Sin embargo, todo este mundo que parecía rígido como una estatua y llamado a permanecer inalterable durante generaciones, sufrirá una convulsión cuando se descubra que bajo las áridas tierras hay gran cantidad de oro negro.


Gigante, por encima de todo, es una historia de amor entre dos esposos que se quieren y que permanecen fieles durante toda su vida. Tienen puntos de vista diferentes sobre muchas cuestiones, algunas fundamentales, hasta el punto de pasar por momentos en que el matrimonio parece que se va a pique. Sin embargo no hay obstáculo que el amor auténtico, hecho de entrega generosa, no pueda superar. Aunque en honor a la verdad, el éxito recae fundamentalmente en la inteligente, leal y cariñosa Leslie. Su fidelidad contra viento y marea a los compromisos libremente adquiridos, es su receta májica sabiamente empleada.

En una película tan larga como ésta, 201 minutos, hay tiempo suficiente para tocar muchos palos. Por ejemplo, asistimos como espectadores de excepción a la tensión entre tradición y modernidad. La primera representada por la tierra, el ganado y la discrimación racial, la segunda por el petróleo y la obscena riqueza que trae consigo. Bick debe decidir entre conservar Reata tal y como ha sido desde hace décadas o rendirse a la tentación del dinero fácil.

También los conflictos generacionales tienen su sitio a lo largo del metraje. El futuro de los hijos está en sus propias manos. Los padres hacen bastante con procurarles una formación adecuada para encararlo libre y responsablemente, pero no pueden pretender guiar sus pasos de forma permanente.

El papel de James Dean es, quizás, el menos agradecido. Un personaje atormentado y desequilibrado a quien la fortuna económica no reporta la felicidad. Se pueden comprar muchas cosas con dinero, pero la felicidad está un paso más allá. Junto a los personajes de carne y hueso hay otro protagonista de excepción, Texas. Pocas películas han retratado mejor este estado sureño.

Año de producción: 1956. País: Estados Unidos. Director: George Stevens. Intérpretes: Rock Hudson, Elisabeth Taylor y James Dean. Duranción: 201 minutos. Público apropiado: jóvenes-adultos. Género: Drama. Más información: Decine21.com.

Óscar al Mejor Director (1956). Nominaciones: Mejor película, Mejor actor (Rock Hudson y James Dean), Mejor actriz secundaria (Mercedes McCambridge), Guión adaptado, Montaje, Dirección artística, Banda sonora y Vestuario.
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