Hoy recordamos un maravilloso clásico de la comedia, magistralmente dirigido por Frank Capra y protagonizado por un genial y divertido Cary Grant. La película está basada en una exitosa obra de teatro de Joseph Kesselrign estrenada en Broadway en 1941.
El crítico teatral Mortimer Brewster (Grant) tiene dos ancianas tías (Josephine Hull y Jean Adair) que se dedican a aliviar con arsénico las penas de los hombres solitarios, un hermano asesino (Raymond Massey) que se parece a Boris Karloff, otro hermano con una galopante demencia que piensa que es Teddy Roosevelt (John Alexander), una impaciente novia con quien acaba de casarse (Priscila Lane)... y una sola noche para resolver la situación. El ingenio del dialogo, la actuación de Grant y la habilidad del director se combinan para dar lugar a una de las películas cumbre de la filmografía de Capra. Completa el reparto Peter Lorre en el papel del siniestro profesor Einstein.
Probablemente la comedia más disparatada de Frank Capra, llena de ritmo y situaciones desternillantes. Las interpretaciones son magistrales, especialmente la de un Cary Grant perplejo ante la naturalidad con que sus tías despachan al otro mundo a una serie de ancianos. Las simpáticas y dulces ancianitas, están totalmente convencidas de que no hacen sino caridad. A este respecto el título es suficientemente ilustrativo: "Arsénico por compasión". Y yo me preguno, ¿realmente puede considerarse compasión privar de la vida a otra persona para ahorrarle sufrimientos? Capra lo considera locura y nosotros, ¿qué pensamos?
Otra cuestión: el argumento no puede ser más macabro y, sin embargo, la película es una delicia. Quizás por eso seguimos viendo Arsénico por compasión después de 60 años, y... de tantas otras ya nadie se acuerda. Es indudable que Frank Capra supo aunar arte, reflexión y entretenimiento, demostrando que se puede y se debe llegar al gran público sin renunciar al buen gusto, ni a una exquisita realización.
Otra cuestión: el argumento no puede ser más macabro y, sin embargo, la película es una delicia. Quizás por eso seguimos viendo Arsénico por compasión después de 60 años, y... de tantas otras ya nadie se acuerda. Es indudable que Frank Capra supo aunar arte, reflexión y entretenimiento, demostrando que se puede y se debe llegar al gran público sin renunciar al buen gusto, ni a una exquisita realización.
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