Un reparto de lujo liderado por Katharine Hepburn y Ginger Rogers encarna a un grupo de chicas que, unidas por el mismo deseo de triunfar en el teatro, conviven en una residencia regentada por antiguas actrices. Algunas logran alcanzar el éxito pero otras no tendrán más remedio que olvidar sus sueños y volver al pueblo del que partieron un día. El film fue nominado a cuatro Oscar.
Estupenda película de Gregory La Cava -no se pierdan de este director Al servicio de las damas o La muchacha de la Quinta Avenida-, en la que, en tono de comedia con tintes melodramáticos, asistimos a la lucha cotidiana de un grupo de mujeres que sueñan con abrirse paso como actrices de teatro. En el fondo todas buscan el éxito y la fama, sin ser conscientes de que sólo unas pocas privilegiadas lo conseguirán.
La acción se desarrolla en una pensión de ambiente teatral que, regentada por una antigua integrante de la compañía de Sara Bernard, da cobijo a chicas de muy distintas procedencias y un solo anhelo. Desde la rica heredera -Katharine Hepburn- que quiere hacerse un hueco en la escena sin hacer uso de sus influencias, hasta la joven desencantada que se inclina por el camino fácil y, a la postre frustrante, de entregar lo mejor de sí misma al mejor postor, a cambio de unas pieles o de subir de nuevo al escenario. Las hay con talento y sin él. Con suerte y sin ella. También las que están de vuelta y son conscientes de lo inútil de la empresa, pero se resisten a perder su dignidad -Ginger Rogers-. Encabezan un reparto, predominantemente femenino, Katharine Hepburn y una magnífica Ginger Rogers, contando, además, con la presencia de Adolphe Menjou -Senderos de Gloria- encarnando al típico productor sin escrúpulos.
En plena edad dorada de Hollywood, Damas del teatro, sin ser propiamente una comedia romántica screwball, es una de las mejores y más perfectas comedias de los años treinta y participa de algunos rasgos característicos del género, como pueden ser sus brillantes diálogos, su peculiar retrato femenino en el que la mujer reivindica protagonismo en la sociedad y en su propio destino, la ciudad como meca de una vida mejor, o los ambientes relacionados con el mundo del espectáculo. Estamos en la década de los 30, años duros económicamente, y la película se hace eco de ello. El teatro sufre especialmente la crisis, pues a la mala situación económica se añade el empuje de nuevos entretenimientos de masas. El cine, y más concretamente, la comedia, hacía furor en aquella época, con títulos tan emblemáticos como Sucedió una noche, La fiera de mi niña, La pícara puritana, Las tres noches de Eva y un largo etcétera. En este sentido, Damas del teatro, refleja muy bien estos momentos de transición en los que el teatro languidecía frente al empuje del cine.
La película es entretenida, salpicada de sentido del humor y de momentos melodramáticos, especialmente en el último tramo de la historia, con un final particularmente apropiado para los aficionados a echarse unas lágrimas. Una pieza perfecta de interpretación y dirección, con unos personajes que conceden gran valor a la amistad, el humor y las bromas, como vías para mantener el aplono en el difícil camino de la vida.
Damas del teatro optó, entre otros, al Oscar al Mejor Director -logrado finalmente por Leo McCarey con La pícara puritana- y a la Mejor Actriz Secundaria, gracias a la gran interpretación de la desconocida Andrea Leeds.
La película es entretenida, salpicada de sentido del humor y de momentos melodramáticos, especialmente en el último tramo de la historia, con un final particularmente apropiado para los aficionados a echarse unas lágrimas. Una pieza perfecta de interpretación y dirección, con unos personajes que conceden gran valor a la amistad, el humor y las bromas, como vías para mantener el aplono en el difícil camino de la vida.
Damas del teatro optó, entre otros, al Oscar al Mejor Director -logrado finalmente por Leo McCarey con La pícara puritana- y a la Mejor Actriz Secundaria, gracias a la gran interpretación de la desconocida Andrea Leeds.
2 comentarios :
Las comedias y las películas de estas décadas son un ejemplo. No solo por su pericia técnica, si por cómo se enfrentaron a la Gran Depresión. Al mismo tiempo en Europa, el ambiente en general prestaba atención a soluciones totalitarias o ineficaces que terminaron desencadenando la II G.M. Toda una enseñanza también para nuestros días.
A mí me encantan todas las películas de Katharine Hepburn.
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