19 de noviembre de 2010

FLYBOYS (2006). Tony Bill. Aventuras. Jóvenes.***

Estamos en plena I Guerra Mundial y Estados Unidos todavía permanece al margen de la contienda. No obstante, ésto no impide que jóvenes norteamericanos, con motivaciones bien diversas, decidan cruzar el charco y luchar contra Alemania. Los protagonistas de Flyboys son, precisamente, un grupo de muchachos americanos que se alistan con la intención de formar parte de la Escuadrilla Lafayette -unidad de la aviación francesa integrada por pilotos estadounidenses-. Unos llegan a Francia movidos por grandes ideales, otros huyen de la justicia, alguno busca un lugar donde quizás sea tratado sin considerar el color de su piel... Vemos, pues, que no siempre se mueven por motivos realmente nobles. No obstante, todos tienen algo en común: no saber pilotar... y la firme determinación de conseguirlo.

En aquella época la aviación estaba en sus comienzos y las aeronaves eran de una simplicidad mecánica y de diseño que asusta. A pesar de ello, se convirtieron en un arma estratégica sumamente eficaz. Eran otros tiempos y pilotar una avión una actividad sólo apta para intrépidos y valientes o, al menos, para quienes tuvieran poderosas razones para hacerlo. Resulta muy curioso el adiestramiento de los pilotos; si comparamos los medios de hoy día con los de principios del siglo pasado, nos damos cuenta del gran mérito que tuvieron aquellos pioneros. Gracias a su determinación se hizo posible el progreso. La seguridad de hoy es fruto de la inseguridad de ayer.



La película me ha sorprendido gratamente, pues últimamente estamos acostumbrados a que el cine bélico, en su afán de retratar con exactitud la crueldad de la guerra, tenga una puesta en escena hiperrealista que, en muchos casos, se recrea en lo más sórdido y violento. Sin embargo, Flyboys, tiene una mirada positiva y está concebida de forma que consigue que el espectador contemple la historia con agrado, sin por ello escamotear las terribles consecuencias de la guerra: muertes, refugiados, familias rotas, desarraigo, sufrimiento, etc. Hay aventura, compañerismo, amistad, generosidad, lealtad, valentía, sacrificio, heroísmo, emoción y, para que no falte de nada, una bonita historia romántica.



Si tuviera que destacar dos cosas del film, me quedaría con las espectaculares escenas aéreas y con la evolución positiva de los personajes. Todos ellos, con sus limitaciones y titubeos, van madurando a medida que avanza la historia, hasta formar una piña donde reina la camaradería y el afán por los demás. Esto no quiere decir que nos parezcan adecuadas todas las decisiones que toma unos y otros, es más, hay algunas bastante cuestionables, pero ésto no quita ni un ápice al tono general de exaltación de valores que impregna toda la película.

Está protagonizada en sus principales papeles por el veterano Jean Reno -El tigre y la nive, Jet lag- y James Franco -Spide-rman 3-. Ambos cumplen en su papel. El primero como el capitán francés al frente del Escuadrón, de apariencia dura pero de gran corazón. El segundo como el jóven voluntario que acaba erigiéndose en líder del grupo, capaz de aunar voluntades y afán de superación.

En suma, una película amena, a ratos emocionante y emotiva, que se ve con agrado y deja buen sabor de boca. Está basada en hechos reales de los que existe una versión de 1958 -La escuadrilla Lafayette-.

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