17 de junio de 2011

CAPRICORNIO UNO (1978). Peter Hyams. Drama. Jóvenes. ***. DVD.

Bajo amenazas, tres astronautas se ven obligados a participar en un montaje mediático sobre el primer viaje tripulado a Marte. Pero un técnico de la NASA y un periodista no se tragan el anzuelo. DeCine21.

Personajes

Destacaría tres personajes netamente positivos en esta historia: el coronel Charles Brubaker y su esposa, así como el periodista Robert Caulfield. Como representante del “lado oscuro” colocaría al doctor James Kelloway.

El coronel Brubaker es un buen profesional, esposo y padre. Cuando es raptado junto a sus compañeros y obligado a participar en el montaje se niega rotundamente. No le importa la fama que se le promete como señuelo, ni la amenaza de ver truncada su carrera como astronauta si llegara a descubrirse que la misión ha sido todo un fiasco, tampoco las amenazas sobre su persona. La mentira siembra inquietud en su interior, le roba la paz, piensa que su vida no podría edificarse sobre una patraña. Sin embargo, con lo que no cuenta, es con que su familia corra serio peligro. Ante esto cede, pero lo hace por el bien de ellos, no por el propio. Aun así, en ningún momento abandona la idea de emprender la huida, dando ejemplo de una gran fortaleza, audacia y valentía. En cuanto a su esposa, resulta admirable la entereza con que afronta el drama, sobreponiéndose a su desasosiego y no descargándolo sobre los demás, especialmente sobre sus hijos; es un ejemplo cabal de afabilidad.

En cuanto a Robert Caulfield, vemos en él a un periodista de raza, capaz de buscar la verdad como sólo saben hacer los periodistas que han hecho grande y digna su profesión; la rastrea sin descanso, olvidando incomodidades, riesgos y perjuicios, con tenacidad, valentía, fortaleza y audacia. Su vida personal es un desastre, pero sus vicios quedan eclipsados por su actitud heroica.

Por último, mencionar al desagradable doctor Kelloway. No vamos a detenernos en un examen exhaustivo de sus vicios, pues son muy numerosos. Nos basta citar tres: crimen, mentira y deslealtad.

Temas de interés

Los medios de comunicación juegan un papel insustituible en un Estado de Derecho, pues su vocación de búsqueda de la verdad es un elemento esencial en la consecución del bien común. Una sociedad democrática no puede prescindir de los medios ni de los periodistas. Sin embargo, no siempre las empresas editoras o quienes desempeñan el periodismo ejercen su papel como es debido. En Capricornio Uno vemos de forma palpable cómo la labor incansable de un redactor contribuye a desmontar una gran mentira.

La carrera espacial y las inversiones multimillonarias que requiere es un asunto que se presta fácilmente a la polémica. ¿Está justificado destinar gran cantidad de recursos a este tipo de programas? ¿Dónde está el límite?

Valor educativo

La película permite reflexionar sobre la capacidad manipuladora de la televisión. Es preciso estar debidamente formado para convertirse en personas de criterio que sepan ponderar lo que ven y lo que oyen. En todo caso hay que ser conscientes de que no todo lo que aparece en la pequeña pantalla es artículo de fe.

Otra cuestión que queda perfectamente retratada en esta historia, es el callejón sin salida a que conduce la mentira. Hay que ser conscientes de que únicamente a partir de la verdad es posible encontrar soluciones a los problemas. El ejercicio responsable de cualquier profesión requiere estar seriamente comprometido en la búsqueda de la verdad.

Sinceridad

En Capricornio Uno asistimos a un gran montaje basado en una mentira. Con el fin de salvaguardar los logros científicos en el campo de la astronomía y garantizar la financiación necesaria para proyectos presentes y futuros, los responsables de los mismos urden un engaño colectivo para ocultar un error de cálculo. Esta falta de sinceridad a la hora de reconocer que el programa ha sufrido un revés, aunque disfrazada de motivos nobles, acaba por desbordarse y producir daños cada vez mayores. Una impostura lleva a otra, y ésta a otra mayor, y así sucesivamente se va descendiendo por una peligrosa pendiente en la que cada vez es más difícil rectificar y puede llegarse, si no se remedia a tiempo, a todo un catálogo de injusticias crecientes que no excluyen el asesinato. No se nos oculta que, en ocasiones, ser sincero puede resultar muy difícil, heroico incluso, pero son tales los males propios y ajenos que puede ocasionar la insinceridad, que merece la pena intentarlo. Está en juego la credibilidad tan necesaria en muchos aspectos de la vida –especialmente en el campo científico-, la paz interior –palpable en el coronel Brubaker- y la disposición de una conciencia rectamente formada. Lógicamente será más fácil conseguido cuando se tiene adquirido el hábito de la sinceridad en los asuntos de la vida ordinaria y cuando la persona se ejercita en otras virtudes que se fortalecen mutuamente: veracidad, humildad, fortaleza, justicia, responsabilidad, prudencia, lealtad…

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