26 de septiembre de 2010

PSICOSIS (1960). Alfred Hitchcock. Thriller. Jóvenes-adultos. ****

Poco queda por decir sobre Psicosis. Una de las películas más logradas de Hitchcock, obra maestra sin paliativos de la historia del cine. Una película que hipnotiza al espectador aunque la haya visto varias veces. Rodada en blanco y negro, con una planificación antológica, es un ejemplo de cómo el lenguaje cinematográfico tiene entidad propia, yendo mucho más allá del mero rodaje de unas secuencias en las que unos actores interpretan unos papeles. El montaje tiene mucho que decir, y la fotografía, y la música, y los encuadres, y lo que sucede fuera de campo, y las expresiones de los protagonistas, y... tantos detalles que convenientemente mezclados contribuyen a crear una atmófera única y unos personajes también míticos. Anthony Perkins y Janet Leigh, los principales protagonistas, quedaron ligados para siempre a Norman Bates y Marion Crane.

Como toda obra de arte, Psicosis no ha perdido ni un ápice de actualidad. Se sigue viendo con sumo interés. Cine del siglo XXI con 50 años a cuestas. La trama atrapa desde el primer momento y lleva al espectador por una espiral de intriga y suspense que llega a ser asfixiante. Produce auténtico terror sin necesidad de recurrir a efectos especiales ni trucos de dudoso gusto. Es cierto que la escena de la ducha es dura e impactante. Pero si se mira con atención, sugiere más que muestra. Es la mente del espectador la que imagina, contagiada del clímax del film. ¡Cuánto horror puede esconderse tras una apariencia de normalidad! No hay más que echar un vistazo a los medios de comunicación para percatarse de que está instalado en nuestra sociedad, que muchas veces asiste anestesiada, e incluso complacida, ante tanta barbarie.


No quisiera pasar por alto que la historia de Psicosis está basada en una novela de Robert Bloch adaptada por Joseph Stefano. En ella vemos a una secretaria modélica, Marion Crane,  que en realidad no lo es tanto, tomar un atajo desquiciado hacia la felicidad, absurdo, sin sentido, y sin posibilidad de éxito. Víctima de esa cegera que impide percatarse de la realidad cuando se anda enfangado por la vida, deja de lado la sensatez y emprende un camino sin retorno. Magníficas las sencuencias, cine de altura, en las que escuchamos sus pensamientos y vemos dibujadas en su rostro las dudas, los miedos y los remordimientos.

A quien no la haya visto, se la recomendamos vivamente. Y al resto, si tienen ocasión, véanla de nuevo. No la den por supuesta. Se sorprenderán de los hallazgos. Puede resultar interesante analizar los comportamientos de Norman y Marion desde el punto de vista ético o de la responsabilidad personal. Si alguien se anima a opinar al respecto, puede dejar un comentario y compartir con nosotros su punto de vista.

Más información: decine21.

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