Magnolias de Acero es la historia de seis mujeres muy diferentes y especiales, que viven en un pequeño pueblo de Luisiana. Seis mujeres con sus miedos y sus esperanzas; incisivas, irónicas o ingenuas; pero eternamente amigas. Está basada en la obra de teatro homónima de Robert Harling y adaptada al cine por él mismo. Dirigida por Herbert Ross, cuenta con un gran reparto.
Personajes
Si hay un protagonista que sobresalga sobre todos en esta emotiva película, es la amistad. Lazo que une y enriquece humanamente a seis amigas muy diferentes, pero con un denominador común: se quieren. Hay generosidad y sincero interés por las demás, solidaridad y apoyo en los momentos buenos… y en los malos. No obstante, haciendo un esfuerzo de síntesis, señalemos alguna cualidad destacable en cada una de las protagonistas femeninas:
M’Lynn es un ejemplo de generosidad y amor materno, capaz de asumir riesgos importantes por su hija mayor y de acompañarla en todo momento. Truvy no es menos generosa, destacando por su espíritu de servicio, su sociabilidad y afabilidad. Ouiser es la más controvertida del grupo, díscola y gruñona, está presente cuando se la necesita y se esfuerza por superar su tendencia al aislamiento. Annelle tiene la valentía de recomponer su vida, es humilde y vive una sincera espiritualidad que intenta contagiar a las demás. Clairee es alegre, fomenta la unidad del grupo y no se conforma con la vida placentera y nostálgica a la que su viudedad, edad y sólida posición financiera parecían destinarla; es audaz y emprendedora. Por último, Shelby, es una joven alegre, generosa, amante de su familia y dispuesta a afrontar el riesgo de la maternidad.
Este catálogo de bondades no quiere decir que no haya sombras, pero la luz brilla en las tinieblas… Especialmente incívico resulta el comportamiento del padre Shelby.
Temas de interés
Magnolias de acero es una película que difícilmente envejecerá, pues la amistad es una valor perenne y este film es una estupenda radiografía de ella. También permite profundizar en las exigencias de la vida en sociedad, tanto en sentido amplio, como en el más reducido de la familia o vecindad.
No menos interés tienen dos cuestiones peliagudas que aparecen en escena: cómo afrontar la maternidad en caso de riesgo para la madre -¿puede el aborto ser la solución?-, y el espinoso tema de dónde está el límite entre evitar el ensañamiento terapéutico y la eutanasia. En la película faltan elementos de juicio para abordar este tema de forma ponderada, pero puede servir de apoyo para debatirlo.
Además, el valor de la familia, así como el amor y la unidad entre sus miembros queda patente en Magnolias de acero, también la bendición que supone la llegada de un nuevo miembro.
Valor educativo
La amistad implica compartir problemas e inquietudes, a pesar de las diferencias de carácter, de edad o extracción social. Exige saber escuchar y estar dispuesto a reprender con cariño cuando sea necesario, o a mostrar apoyo y solidaridad cuando el amigo lo requiere. Hay que esforzarse por comprender los puntos de vista ajenos, no juzgar, y cuando, a pesar de las advertencias, alguien persiste en una determinada actitud, no abandonarlo a sus consecuencias con el argumento egoísta de que “él se lo ha buscado”.
Fortaleza, valentía y optimismo ante las dificultades y en la enfermedad –“Todo lo que no nos mata acaba por fortalecernos”-, así como la necesidad de afrontar la realidad de la muerte con serenidad y esperanza, sin que ello esté reñido con un profundo dolor. En este aspecto, no cabe ninguna duda del importante apoyo que puede suponer tener la suerte de gozar de una visión trascendente de la vida.
Civilidad
La civilidad es una virtud muy positiva desde el punto de vista social, pues mejora el comportamiento de los ciudadanos –evita la rudeza y la barbarie- favoreciendo un clima propicio para la convivencia y la participación. Esto se ve muy bien en Magnolias de acero. Cuando las personas se tratan con cortesía, cuando impera el orden, el respeto, la urbanidad y la educación en las relaciones, entonces se crean comunidades donde la integración resulta más fácil y posible. No hay elementos discordantes, sino que todos contribuyen al fortalecimiento de la unidad. Evidentemente, como siempre, para hablar de virtud no basta con meros comportamientos formalmente exquisitos, sino que es necesario que este conjunto de actitudes que promueve la civilidad esté informado por el amor. Las protagonistas de esta estupenda película, por encima de cualquier otra consideración, se quieren. Y como se quieren, se apoyan, se respetan, son solidarias y leales. Gracias al cariño mutuo son capaces de superar temperamentos distintos y diferentes puntos de vista. Tienen defectos y tendencias desordenadas –unas más que otras-, pero como hay una actitud de fondo de serio interés por preservar la riqueza de la comunidad, nunca llega la sangre al río, todas las discordancias están controladas y rápidamente se reconducen cuando apuntan salirse de madre. La civilidad no viaja sola, siempre va acompañada de un rosario de virtudes que se sostienen unas a otras.
1 comentarios :
Una de mis películas preferidas. Inolvidable.
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