13 de mayo de 2011

TENÍAS QUE SER TÚ (2010). Anand Tucker. Comedia romántica. Jóvenes. ***. DVD.

Simpática y agradable comedia romántica protagonizada por Amy Adams y Mattehew Goode que, sorprendentemente, no cede al mal gusto que últimamente se ha instalado en el género más querido por el público. No me parece aventurada esta afirmación, pues en caso contrario no se entendería que desde aquellas maravillosas películas de los años 30, encabezadas por Sucedió un noche y una larga lista de obras magníficas, año tras año, la cartelera se inunde de títulos con la misma temática y esquema.

El argumento siempre es el mismo: uno y una -o una y uno, da igual- se conocen, en principio no se pueden ver, pero en realidad se mueren el uno por el otro y, tras múltiples encontronazos y situaciones divertidas, terminan por reconocer que la vida no tiene sentido si ella o sin él. Y aunque siempre sea lo mismo, nunca pasa de moda, porque el gran tema de fondo es el amor, aspiración de todos y de todas.

¿Qué varía entonces? ¿Qué hace que unas películas puedan considerarse mejores que otras? Pues multitud de factores, empezando por el guión y terminando por el carisma de sus protagonistas y la química que pueda haber entre ellos -quién no recuerda, por ejemplo, a esa inolvidable pareja formada por Tracy y Hepburn en tantos títulos memorables-. Cambia el desencadenante del conflicto, la inteligencia de los diálogos, la mayor o menor originalidad de las situaciones, el buen gusto, la puesta en escena, la banda sonora, su concepción del hombre, del amor y de la familia... y también su mayor o menor sensibilidad para captar los tics de una época.

No me cabe duda de que es un género difícil, pues resulta complicado sorprender o implicar al espectador con un esquema tan trillado. Hace falta ingenio para lograrlo y, con frecuencia, es más fácil caer en lo burdo, lo grosero y lo soez para ganarse la sonrisa fácil y escalar posiciones en la taquilla. Tenías que ser tú, no recurre a ninguna artimaña de este tipo; es una comedia clásica en todos los sentidos, fuertemente apoyada en los diálogos, la espectacular fotografía de parajes naturales irlandeses, los equívocos incesantes, el ritmo, el duelo interpretativo y la evolución de los personajes. No es una obra maestra, pero se deja ver con agrado y en un año de sequía para el género, como ha sido 2010, sobresale con derecho propio.

No busquen nada extraordinario, sólo dispónganse a pasar un buen rato con las peripecias de estos dos jóvenes y disfruten de la belleza de Irlanda y del amor...


Cuando Anna se entera de que existe una curiosa tradición irlandesa según la cual las mujeres pueden tomar la iniciativa y declarse el día 29 de febrero (el llamado "Leap Day"), toma un vuelo de Boston a Irlanda para sorprender a su novio, un prometedor cardiólogo, y pedirle que se case con ella. Todo parece irse al traste cuando, a causa de una fuerte tormenta, su avión tiene que tomar tierra en Gales. Una vez en Irlanda contrata a Declan, dueño del pub-posada y taxista en un pequeño pueblo costero, para que la lleve hasta Dublín. Tienen dos días para atravesar el país. En principio parece suficiente, pero no cuentan con los imponderables ni con sus consecuencias.

La película está dirigida por Anand Tucker, y destaca especialmente por la lograda fotografía de los grandiosos parajes naturales irlandeses, así como por su elogio del matrimonio y de la vida sencilla, frente al materialismo y afán de tener que se ha instalado en tantos corazones.

Fuentes: Decine21 y Filmaffinity.

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