¡Qué bararidad! Ya han pasado casi veinte años desde que se estrenó esta película dirigida por Chris Columbus. En su momento tuvo un éxito arrollador, como lo muestran las sucesivas secuelas -la última en 2002, que pasó sin pena ni gloria-. El film se convirtió en todo un fenómeno social y poca gente se quedó sin verla o, al menos, sin oir hablar de ella. Además, posteriormente, se fue estrenando en las distintas cadenas de televisión, lo que permitió repescar a los pocos espectadores recalcitrantes que todavía no habían disfrutado de las aventuras del pequeño Kevin McAllister (Macaulay Culkin).
Como la historia se desarrolla en Navidad y estamos seguros de que buena parte de las nuevas generaciones, bombardeada y encandilada por las novedades del momento, no la habrá visto, proponemos recuperarla en estos días de fiesta. Con ella tenemos garantizados 100 minutos de diversión en familia, con tema familiar de fondo.
Esta película supuso la consagración de su director, Chris Columbus, confirmando su buena mano para la taquilla y el cine familiar con películas como Señora Doubtfire (1993) , Quédate a mi lado (1998), Harry Potter y la Piedra Filosofal (2001) o Harry Potter y la cámara secreta (2002), por citar algunas de las más significativas. Sin embargo parece que últimamente ha perdido pulso, pues después de la segunda entrega de Harry Potter no ha vuelto a estrenar ninguna película que merezca la pena. También lanzó al estrellato a su protagonista infantil MaCaulay Culkin, aunque en este caso su estrella ha sido, por desgracia, bastante más efímera; es una historia que se repite con demasiada frecuencia, niños convertidos en divos que no consiguen integrar armónicamente la fama y el éxito en su desarrollo personal y acaban con una vida destrozada e infeliz.
Siguiendo con el reparto hay que destacar a Joe Pesci en su papel de malo, malísimo, cuyas desgracias producen en el espectador un sentimiento mezcla de alegría y compasión. Sin duda, uno de los mejores papeles de su dilatada carrera cinematográfica, como secundario de lujo en muchas ocasiones, en la que destacaríamos Uno de los nuestros (1990) de Martin Scorsese.
Si a las mencionadas buenas intrerpretaciones añadimos un buen trabajo de dirección, un guión fresco y original de John Hughes, un adecuado montaje y una banda sonora de John Williams que fue candidata al Oscar a la Mejor Banda Sonora Original, tenemos razones más que sobradas para justificar su éxito.
La historia se resume en dos líneas: La familia McCallister decide pasar sus vacaciones de Navidad en París, pero se olvidan al pequeño en casa. El chico después de la sorpresa y desconcierto inicial decide sacar partido a la situación, aunque un imprevisto vendrá a importunar sus magníficos planes.
Este es el detonante de una historia divertidísima, llena de ritmo, que no decae en ningún momento y lleva al espectador de sorpresa en sorpresa. Además, tenemos pocas ocasiones de disfrutar en la pantalla de una historia positiva con familia numerosa de protagonista -qué lejos queda La Gran Familia, convertida hoy en testimonio de una época-. La película deja clarísimo que a pesar de las vicisitudes, incomodidades y molestias que una casa "superpoblada" pueda producir, es mucho mayor el enriquecimiento personal que produce y todo pasa a un segundo plano cuando un peligro parece amenazarla. Toda familia juega un papel insustituible en la vida de las personas. No sólo es escuela de virtudes y ámbito natural de socialización del individuo, también el lugar por excelencia donde el amor es de unión. En su seno se nos quiere por nosotros mismos, ni por lo que somos, ni por lo que tenemos, ni por nuestras cualidades o defectos. No hay la más mínima duda de que Kevin es un trasto, pero que nadie nos lo toque, porque allí estaremos todos hechos una piña defendiendo a quienes queremos.
La historia se resume en dos líneas: La familia McCallister decide pasar sus vacaciones de Navidad en París, pero se olvidan al pequeño en casa. El chico después de la sorpresa y desconcierto inicial decide sacar partido a la situación, aunque un imprevisto vendrá a importunar sus magníficos planes.
Este es el detonante de una historia divertidísima, llena de ritmo, que no decae en ningún momento y lleva al espectador de sorpresa en sorpresa. Además, tenemos pocas ocasiones de disfrutar en la pantalla de una historia positiva con familia numerosa de protagonista -qué lejos queda La Gran Familia, convertida hoy en testimonio de una época-. La película deja clarísimo que a pesar de las vicisitudes, incomodidades y molestias que una casa "superpoblada" pueda producir, es mucho mayor el enriquecimiento personal que produce y todo pasa a un segundo plano cuando un peligro parece amenazarla. Toda familia juega un papel insustituible en la vida de las personas. No sólo es escuela de virtudes y ámbito natural de socialización del individuo, también el lugar por excelencia donde el amor es de unión. En su seno se nos quiere por nosotros mismos, ni por lo que somos, ni por lo que tenemos, ni por nuestras cualidades o defectos. No hay la más mínima duda de que Kevin es un trasto, pero que nadie nos lo toque, porque allí estaremos todos hechos una piña defendiendo a quienes queremos.
En fin, con palabras de decine21.com un clásico indiscutible del cine familiar de los años 90, que convirtió en estrella a Macaulay Culkin, con el que el productor John Hughes y el realizador Chris Columbus crearon un estilo propio que sería imitado hasta la saciedad, basado en un tono amable y la recuperación de gags propios del cine mudo.
Año de producción: 1990. País: Estados Unidos. Director: Chris Columbus. Intérpretes: Joe Pesci y Macaulay Culkin. Público: Todos. Género: Comedia. Más información: decine21.
Año de producción: 1990. País: Estados Unidos. Director: Chris Columbus. Intérpretes: Joe Pesci y Macaulay Culkin. Público: Todos. Género: Comedia. Más información: decine21.
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