25 de julio de 2010

EL INOLVIDABLE SIMON BIRCH (1998). Mark Steven Johnson. Drama. Jóvenes-adultos, ***

Historia de amistad entre dos chicos, Simón y Joe, marcados por su difícil situación personal. Mientras Simón lleva con gran dignidad y conformidad una enfermedad degenerativa que le impide crecer, Joe vive angustiado por no saber quién es su padre y le cuesta digerir que lo señalen con el dedo por dicho motivo.

Gracias al apoyo mutuo, sus vidas se hacen más llevaderas y pueden compartir con alguien sus anhelos y temores. Otra diferencia radical entre ambos, es su familia. Los padres de Simón, faltos de generosidad, no supieron aceptar un hijo enfermo y deforme, por lo que en ningún momento le muestran el más mínimo afecto. Es más, no faltan ocasiones en las que sale a relucir el más absoluto desprecio hacia él. Por el contrario, Joe, tiene la suerte de tener una madre encantadora, Rebecca. Su atractivo va más allá de su belleza personal. Parece irradiar de su interior, de su sonrisa y alegría contagiosas, de su generosidad, de su sincera preocupación por los demás y… también de sus silencios, como se puede comprobar a lo largo de la historia. De hecho, gracias a Rebecca, Simón pudo sentir la ternura de una madre.

El auténtico protagonista de la historia es Simón. Tiene doce años y una madurez que para sí quisieran muchos adultos. Es un chico enfermo y deforme, que desde muy pequeño ha comprendido que toda vida, sea cuales sean sus circunstancias, tiene sentido, y que cada cual tiene una misión que cumplir en este mundo. Esto hace que no se preocupe lo más mínimo de sí mismo y de que su deformidad sea objeto sistemático de burlas y risas. Lo único que le interesa es ser fiel a ese plan divino que intuye para su existencia. Por eso es feliz dándose a los demás, principalmente a su amigo Joe, un chico infeliz al que le cuesta aceptar su condición de hijo de madre soltera. Sus profundas convicciones, no exentas de interrogantes, y su respeto y aprecio por todos, hacen posible que cuando llegue una situación extrema, se comporte como un verdadero héroe. Es sincero, sin doblez, acepta las bromas de los chiquillos y siente que su físico no es una maldición. Está convencido de que todas las cosas tienen un sentido a los ojos de Dios. Tiene fe. Considera que no es una maldición o mera casualidad haber nacido de ese modo. Por el contrario, piensa que todo obedece a un plan divino y su mayor inquietud es descubrirlo para ponerlo en práctica. Por otra parte, es un chico completamente normal, al que le gusta jugar, reír, hacer deporte y tontear con las chicas. Una cosa no está reñida con la otra. En una palabra, sabe querer a los demás y lo demuestra, con obras, cada vez que tiene ocasión. Su vida será un ejemplo para los demás y, gracias a él, la fe renacerá en quienes la habían perdido.

Como decíamos, Joe, el otro gran protagonista de la película, no lleva tan bien su situación. Está muy marcado por el hecho de no saber quién es su padre y vive obsesionado con descubrirlo. Quizás por esto se aísle de los demás chicos y sólo se abra a quien, como él, también arrastra un estigma. No obstante, esta actitud es totalmente natural y hay bastante nobleza en su comportamiento. No tiene respetos humanos y quiere sinceramente a Simón, a quien lleva de un sitio para otro en su bicicleta convenientemente acondicionada. También muestra una gran generosidad sabiendo perdonar.

Hay otros personajes interesantes, como el novio de Rebecca, pero nos limitaremos a poner en el lado negativo de la balanza al pastor. Un hombre atormentado por los remordimientos, incapaz de abrirse a la redención y avocado a la pérdida de la fe. No hay cosa más triste que una persona consagrada sin fe operativa. Menos mal que aprovecha la oportunidad y parece reencontrar el camino.

La película es especialmente interesante por la forma en que trata temas como la amistad, el papel de la fe en la vida cotidiana, el valor incalculable de cada vida humana, el potencial de bien que tiene toda persona, se cuales sean sus circunstancias… También la necesidad de afrontar las consecuencias de los propios actos con responsabilidad, de reconocer los propios errores y de abrirse al perdón y la reconciliación.

Por otra parte, en una sociedad como la nuestra, con un paisaje urbano transformado por la inmigración y la crisis económica y de valores –que es mucho más importante-, este film puede ayudar a reflexionar sobre la radical igualdad de todos los seres humanos.

Más información en decine21.com.

1 comentarios :

Anónimo dijo...

Este relato nos enseña el verdadero valor de la vida, todas las circunstancias que nos rodean tienen un sentido, solamente hay que encontrarlo.

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