Valor de ley es un western basado en la novela de Charles Portis del mismo título, publicada por entregas en The Saturday Evening Post, que que fue llevada al cine con acierto por Henry Hathaway en 1969, y que le supuso a John Wayne el único Óscar de su fructífera carrera. Una historia de venganza y valor con la que los hermanos Joel y Ethan Coen, guionistas y directores, se sumergen en el más clásico de los géneros cinematográficos.
Está ambientada en 1870, justo después de la Guerra Civil, cuando Mattie Ross, una chica de 14 años, emprende viaje a Fort Smith decidida a encontrar al asesino de su padre. Una vez allí, opta por contratar a Rooster Cogburn, un rudo sheriff, borrachín y de gatillo fácil. Sin embargo la empresa no les resultará fácil, pues a la dificultad que toda persecución entraña, se suma el interés del ranger LaBoeuf por atrapar al mismo tipo. Tres personas con un mismo objetivo, pero guiados por muy distintos impulsos.
Da gusto encontrarse con un buen western, pues como han puesto de relieve muchos expertos en historia del cine, en el western de calidad se compendian las esencias del cine como relato audiovisual. Los Coen han logrado su película más taquillera, un western muy cuidado, que inesperadamente se ha convertido en la segunda película con más candidaturas al Oscar, nada menos que 10. La factura es primorosa, con una música excelente y un reparto de campanillas. Fila Siete.
La película no depara sorpresas formales ni profundiza demasiado en el alma de los personajes, más allá del sabor amargo de la venganza y del contraste entre la delicadeza de la niña y la rudeza de sus acompañantes. En todo caso, supone un vistoso homenaje a los grandes del género, de John Ford a Sam Peckinpah, pasando por Howard Hawks, el propio Henry Hathaway o John Sturges. JJ Martín, Pantalla Grande.
No entraré en la polémica de las comparaciones. Me encanta la adaptación de la novela de Charles Portis que Marguerite Roberts firmó en 1969 para Henry Hathaway, y considero irrepetible la interpretación que John Wayne hizo entonces de Rooster Cogburn. Afortunadamente, las grandes historias nunca se cuentan lo suficiente, y los hermanos Coen nos regalan otra adaptación sensacional, tan conmovedora como imaginativa. Valor de ley se nos presenta como un western a la antigua usanza, repleto de personajes que desafían a la eternidad, planos llenos de vigor y situaciones arrebatadoras. Cine y Letras.
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