2004. Pablo, casado y con una hija pequeña, realiza labores en la unidad médica del ejército español en Irak. Cuando se trasladan tras ayudar a las víctimas de un ataque, el convoy donde viajan él y su amigo Diego, es atacado por terroristas. Conseguirán huir, pero cuando llegan a un pequeño poblado, Pablo se verá obligado a luchar contra dos hombres. Días después despertará en un hospital de La Coruña. Tiene vacíos de memoria, pero poco a poco las imágenes se aclaran y lo que ve no le gusta nada... DeCine21. (6/10)
Daniel Calparsoro, 44 años, no rodaba un largo desde 2005. Invasor es probablemente su mejor película, un thriller político que merodea además en el terreno del cine policiaco, del bélico y del drama de toda la vida. Una película, parcialmente rodada en La Coruña, que demuestra que el cine español tiene músculo suficiente para salirse de los estrechos géneros en los que ha estado encasillado mucho tiempo. Entre los aciertos de Invasor está el ritmo agilísimo de la acción, la calidad de la producción, el modo de rodar algunas escenas de acción y una estupenda dirección de actores. Fila Siete. (3/5)
Este thriller tiene dos interesantes niveles correctamente engarzados. Por un lado está la denuncia de la inmoralidad de Estado, aunque seguramente el filme dibuje una realidad esperamos que lejana de lo que ocurre en los servicios secretos españoles. El otro nivel, el más interesante, es un drama de conciencia en el que el protagonista, cual Tomás Moro laico, es capaz de sacrificarlo todo para salvaguardar su conciencia y poder mirar a los ojos a su hija. “Invasor” no es especialmente original ni en el fondo ni en la forma, pero está resuelta con mucho oficio. J. O. (Cope). (7/10)
Este thriller tiene dos interesantes niveles correctamente engarzados. Por un lado está la denuncia de la inmoralidad de Estado, aunque seguramente el filme dibuje una realidad esperamos que lejana de lo que ocurre en los servicios secretos españoles. El otro nivel, el más interesante, es un drama de conciencia en el que el protagonista, cual Tomás Moro laico, es capaz de sacrificarlo todo para salvaguardar su conciencia y poder mirar a los ojos a su hija. “Invasor” no es especialmente original ni en el fondo ni en la forma, pero está resuelta con mucho oficio. J. O. (Cope). (7/10)
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