Juliette sale en libertad después de pasar quince años en la cárcel. Durante ese tiempo no ha tenido ningún contacto con su familia, que la repudió y borró completamente de la memoria. Léa, su hermana menor, la acoge en su casa de Nancy, donde vive con su marido Luc, dos hijas adoptivas y su entrañable suegro -siempre con un libro en la mano que deja caer amable en el regazo para escuchar, paciente, a quien necesite desahogar su soledad-. Debido al largo encarcelamiento de Juliette, a su diferencia de edad y a la falta de trato, las dos mujeres se sienten como dos extrañas. Pero Léa, todo corazón y buena voluntad, aceptó dar cobijo a su hermana cuando los servicios sociales se pusieron en contacto con ella.
Al principio, Juliette parece distante, alejada del mundo, desorientada, ensimismada, pero Léa se esfuerza en hacer que su estancia sea agradable. Su marido Luc no está de acuerdo -no se fía-, mientras que las dos niñas están encantadas con su "nueva" tía. La casa es grande y siempre abierta a los amigos -especialmente Michel, compañero de trabajo de Léa y una pareja de inmigrantes, Samir y Kaisha-. Léa descubre cuánto echaba de menos a su hermana y la tremenda deuda que cree tener con ella. Poco a poco, las irán recuperando la confianza mutua, lo que les permitirá superar los hechos y las palabras no pronunciadas que contribuyeron a alejarlas. Entre todos jugarán un importante papel en la reinserción de Juliette.
La película lanza una interesante preguna: ¿es posible empezar de nuevo? Y la respuesta de Philippe Claudel, escritor, en su primera y sorprendente película como director es ciertamente esperanzadora. Muestra con naturalidad las dificultades que entraña recomponer una vida rota por circunstancias terribles, pero testimonia que con la ayuda generosa de los demás, con el apoyo de la familia, con el olvido de rencores y agravios, sin victimismos, con la apertura sincera hacia el otro, siempre es posible restañar las heridas y recomponer nuestra existencia; aunque sea a base de lañas, que siempre nos recordarán miserias y debilidades, pero también la belleza y la grandeza del alma humana.
El guión consigue reflejar sobriamente la evolución positiva de Juliette desde su amargura inicial, provocada por remordimientos y sentimientos de culpa, hasta una actitud decididamente abierta a los demás. El cariño de quienes la rodean, principalmente de Léa, le hará comprender que su vida tiene sentido, que todavía hay tiempo de reparar...
El trabajo de las dos protagonistas femeninas es sobresaliente. Están soberbias en sus papeles, consiguiendo transmitir con exquisita sensibilidad y realismo la evolución de sus personajes, sus miedos, sus alegrías, sus dudas, su esperanza y su amor. Sin lugar a dudas, en ellas descansa gran parte del mérito de esta bella película, pues aunque guión y dirección están a buen nivel, si ellas todo el edificio se habría venido abajo.
No podemos decir mucho más sin desvelar el desenlace de la película, pero la pregunta lanzada en el último tramo de la historia, ¿y tú qué harías?, siembra el desconcierto al poner el espectador ante la necesidad de decidir en una situación límite. Pensamos que la respuesta a esa pregunta, nada fácil, dependerá de la actitud de cada cual ante el sentido de la vida. Sea cual sea la decisión, siempre será dolorosa. Pero mientras en un caso el sufrimiento irá acompañado de paz y esperanza, en el otro serán compeñeros de viaje la amargura y el remordimiento. El primero sanará, mientras que el segundo, probablemente, se convierta en una enfermedad crónica. La propia actitud de Juliette parece corroborar lo que decimos.
Año de producción: 2008. País: Francia. Dirección: Philippe Claudel. Principales intérpretes: Kristin Scott Thomas y Elsa Zylverstein. Duración: 115 minutos. Público: Jóvenes. Género: Drama. Más información en decine21.com.
El guión consigue reflejar sobriamente la evolución positiva de Juliette desde su amargura inicial, provocada por remordimientos y sentimientos de culpa, hasta una actitud decididamente abierta a los demás. El cariño de quienes la rodean, principalmente de Léa, le hará comprender que su vida tiene sentido, que todavía hay tiempo de reparar...
El trabajo de las dos protagonistas femeninas es sobresaliente. Están soberbias en sus papeles, consiguiendo transmitir con exquisita sensibilidad y realismo la evolución de sus personajes, sus miedos, sus alegrías, sus dudas, su esperanza y su amor. Sin lugar a dudas, en ellas descansa gran parte del mérito de esta bella película, pues aunque guión y dirección están a buen nivel, si ellas todo el edificio se habría venido abajo.
No podemos decir mucho más sin desvelar el desenlace de la película, pero la pregunta lanzada en el último tramo de la historia, ¿y tú qué harías?, siembra el desconcierto al poner el espectador ante la necesidad de decidir en una situación límite. Pensamos que la respuesta a esa pregunta, nada fácil, dependerá de la actitud de cada cual ante el sentido de la vida. Sea cual sea la decisión, siempre será dolorosa. Pero mientras en un caso el sufrimiento irá acompañado de paz y esperanza, en el otro serán compeñeros de viaje la amargura y el remordimiento. El primero sanará, mientras que el segundo, probablemente, se convierta en una enfermedad crónica. La propia actitud de Juliette parece corroborar lo que decimos.
Año de producción: 2008. País: Francia. Dirección: Philippe Claudel. Principales intérpretes: Kristin Scott Thomas y Elsa Zylverstein. Duración: 115 minutos. Público: Jóvenes. Género: Drama. Más información en decine21.com.
0 comentarios :
Publicar un comentario