28 de abril de 2013

LA RESTAURACIÓN COMO EXPERIENCIA HISTÓRICA. José Luis Comellas.

En este blog, solemos comentar libros recién publicados, que acaban de llegar a los escaparates de las librerías. Pero, qué duda cabe, a los lectores también nos gusta buscar títulos en las bibliotecas. En esta ocasión, se trata de uno publicado en 1977, por la Universidad de Sevilla en su colección de bolsillo.

La obra sintetiza magníficamente la Restauración de 1875-76. No se trata en sí de un trabajo de investigación, pero sí es fruto de muchos años dedicados a estudiar esta etapa de la historia de España. Por tanto, los historiadores y los aficionados, seguramente, ya conocen este título o agradecerán la referencia que hoy traemos a este blog.

Por otra parte, el gran público no especializado en historia encontrará un libro apasionante por varios motivos. Entre ellos, por el parecido de la Restauración con la España de 1978 y con la del 2013. Aunque no sea la intención del autor referirse a la situación de 1977, momento en el que se escribe el texto, ni tampoco haya pretendido especular con cómo sería España 25 años después.

Efectivamente, las similitudes de 1978 con la Restauración saltan a la vista. En un momento histórico y otro, se procuró buscar el consenso, una constitución posibilista y flexible, fortalecer a la monarquía, aprender de la historia, mirar hacia delante (aunque la I República y el régimen de Franco son bien distintos en su origen, desarrollo y fin, ambos se encontraban agotados y no podían reeditarse), hubo líderes con carisma, crisis económica de fondo, movimientos sociales larvados, actos de terrorismo… Pedro Seco Varón.



Una vez establecida la Restauración, los paralelismos con la España de estos últimos años también resultan significativos. Y, en este punto, hay que reiterar que el libro está escrito en 1977; por tanto, solo podemos decir que la imaginación del lector tiene mucho de responsabilidad en todo lo que se cuenta en estas líneas. Pero, hay que señalar que un buen libro proporciona nuevas ideas siempre. Así por ejemplo, el lector podrá sacar sus propias conclusiones cuando lea sobre el caciquismo y la corrupción electoral, los partidos y sindicatos ajenos al régimen –con escasos partidarios- que serían claves en el siglo XX, el desgaste de los partidos de la Restauración, la inclinación al “fulanismo” en la política española (muchas figuras creaban su propio partido en torno a su persona), el descrédito de los políticos, la desafección de amplios sectores de la población hacia el régimen…

Quizás, un punto de especial interés sea el pacto entre caballeros de Canovas y Sagasta para no revocar las leyes del adversario, cuando uno y otro alcanzaran el poder, merced al “turnismo”. Esto provocó, entre otros efectos, que el régimen evolucionase hacia los postulados más liberales de Sagasta. Siendo muy distinto al final de su vida a cómo se había diseñado en 1876. Hoy en 2013, parece que haya podido suceder algo parecido, y hay quiénes piensan que las leyes concernientes a la educación, la familia, la configuración del estado autonómico… han ido más allá –aunque los tribunales defiendan la constitucionalidad de estas normas- del espíritu de los padres constituyentes.

Este libro sugiere muchos temas para la posterior reflexión del lector. Por ejemplo, nos hace que pensemos sobre lo que fue el liberalismo. El liberalismo busca la libertad, sobre todo en lo referente a la “movilidad” social, política y económica. Evidentemente, Libertad no es solo “movilidad”, nada más que orden y autoridad que defienda la libertad, no es solo educación pública, progreso material, técnico, sanitario, libertad para asociarse, libertad religiosa, de prensa, elecciones al parlamento… La libertad no puede existir sin la verdad. En efecto, el régimen liberal orilló, en cierto modo, esa cuestión, deslizándose por la senda de la “tolerancia”, del “pragmatismo”… desembocando, en muchos casos, hacia actitudes muy de nuestros días como el “relativismo”, el “escepticismo”… Y, por otra parte, el liberalismo y el positivismo no son las únicas causas de todos los avances de la humanidad, e incluso habría que ver hasta qué punto marginaron a otros que también favorecieron a todas estas libertades. O fomentaron otras formas de falta de libertad y de problemas sociales. 

En definitiva, La Restauración como experiencia histórica es un libro de historia, ameno, actual y escrito con rigor que -después de casi un cuarto de siglo- sigue enseñando, como enseña la Historia: a su manera; respetando la libertad del hombre y reconociendo que aunque el género humano es homogéneo, el hombre es un ser muy rico en matices. Pero como nos dice Comellas: “el pasado tiene una parte de capacidad aleccionadora, aunque es evidente que nunca todos los problemas o todas las soluciones de un pasado concreto pueden iluminar los problemas o las soluciones de la actualidad”. Pedro Seco Varón.

0 comentarios :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...