Un joven muere atropellado en un accidente de tráfico. El culpable huye sin dejar rastro. Ninguna prueba lo incrimina. Pero el padre del joven, apoyado por los medios de comunicación, exigen encontrar al responsable y llevarlo a la cárcel.
Una serie de acontecimientos fortuitos y una justicia contaminada por la opinión pública ponen al hombre equivocado en el banquillo de los acusados.
Es una lástima que el terreno esté ya muy trillado por el cine y que Cohan no aporte nada nuevo ni despierte verdaderas inquietudes en el espectador, que eche mano de un montaje paralelo que hace inocente el equívoco inicial y previsible el desarrollo del conflicto –cuando se empantana y cae el ritmo narrativo–, y donde sólo el desenlace responde –eso sí, de manera poderosa– a las expectativas de unos personajes que hasta entonces parecían marionetas del destino. La esquemática y elemental trama de este thriller no emociona ni engancha más allá de la tensión que genera la injusticia cometida, y se antoja excesiva la Espiga de Oro recibida en la última Seminci –compartida nada menos que con Kiarostami por su “Copia certificada”– y el Premio Pilar Miró como mejor director debutante. La mirada de Ulises.
Una serie de acontecimientos fortuitos y una justicia contaminada por la opinión pública ponen al hombre equivocado en el banquillo de los acusados.
Es una lástima que el terreno esté ya muy trillado por el cine y que Cohan no aporte nada nuevo ni despierte verdaderas inquietudes en el espectador, que eche mano de un montaje paralelo que hace inocente el equívoco inicial y previsible el desarrollo del conflicto –cuando se empantana y cae el ritmo narrativo–, y donde sólo el desenlace responde –eso sí, de manera poderosa– a las expectativas de unos personajes que hasta entonces parecían marionetas del destino. La esquemática y elemental trama de este thriller no emociona ni engancha más allá de la tensión que genera la injusticia cometida, y se antoja excesiva la Espiga de Oro recibida en la última Seminci –compartida nada menos que con Kiarostami por su “Copia certificada”– y el Premio Pilar Miró como mejor director debutante. La mirada de Ulises.
Es sorprendente que una historia aparentemente tan trillada dé lugar a un sólido thriller de factura negra y final sorprendente. El debutante argentino Miguel Cohan ha querido reflejar en la pantalla los dilemas éticos que acompañan a la mentira. De todo esto habla Sin retorno, una cinta seca, adusta, con pocas concesiones al público y, a pesar de todo, positiva por su decidida apuesta por la integridad ética de los individuos y por el valor de la verdad por encima de conveniencias, apariencias, guiños a la galería y razones sentimentales. Fila Siete
Y la mentira crece, se expande, salta de un lugar a otro y se adopta, incluso, como un modelo de vida. lo del doble accidente de tráfico es lo de menos, porque lo que importa es un hábil guión, un ritmo incesante y, por supuesto, unos actores que ofrecen una enésima muestra de su talento. Muy justo, la Espiga de Oro de Valladolid a un film de autor... Fotogramas.
Y la mentira crece, se expande, salta de un lugar a otro y se adopta, incluso, como un modelo de vida. lo del doble accidente de tráfico es lo de menos, porque lo que importa es un hábil guión, un ritmo incesante y, por supuesto, unos actores que ofrecen una enésima muestra de su talento. Muy justo, la Espiga de Oro de Valladolid a un film de autor... Fotogramas.
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