Agradable y divertida comedia romántica interpretada por un maduro Clark Gable -tan sólo rodó cuatro películas después de ésta- y una Doris Day bastante más jovencita, auténtica estrella del género a finales de los 50 y principios de los 60. Inolvidables son sus papeles junto a Rock Hudson -Confidencias de medianoche, Pijama para dos o No me mandes flores-. Enséñame a querer está dirigida por George Seaton -De ilusión también se vive (1948), La agustia de vivir (1954) o Aeropuerto (1970)-, que también destacó por su faceta como guionista en otras películas.
Junto a la pareja protagonista, podemos disfrutar de Gig Young en el papel de "tercero en discordia", habitual en este tipo de comedias, y que le valió la nominación al Oscar como Mejor Actor Secundario. El guión es divertido, y aunque tiene algún bache, va sembrando ingenio por aquí y por allá, planteando con inteligencia temas de cierto calado en torno al ejercicio del periodismo y a la capacitación profesional del periodista. Mérito que fue justamente recompesando con la nominación al Oscar al mejor Guión.
James Gannon (Clark Gable) es un veterano periodista, un poco de vuelta de todo, que maneja la redacción de un periódico de forma poco ortodoxa, con olfato, oficio y no poca anarquía. A pesar de su temperamento tosco, es apreciado y respetado por sus subordinados, pues reconocen estar en manos de un gran profesional. En su vida personal reina el desorden y el caos; nada de compromisos parece ser su lema. Le basta y le sobra con la redacción y sus chicos. Siente una gran estima por su profesión y tiene una idea muy clara del auténtico perfil del periodista de raza: alguien hecho a sí mismo y que se conoce todos los rincones de la empresa, tras haber comenzado, preferentemente, como chico de los recados. Desconfía y menosprecia la formación académica. Piensa que la universidad es incapaz de formar auténticos periodistas.
Sin embargo, cuando conoce a Erica Stone (Doris Day), joven y atractiva profesora de periodismo, sus sólidas convicciones sufren un terremoto. Lo que comienza siendo el interés propio de un hombre que sabe apreciar lo bello del sexo débil, acaba por cuestionar las convicciones sobre las que durante mucho tiempo ha articulado su pensamiento.
El detonante cómico de la historia se produce cuando Gannon decide matricularse en las clases de la señorita Stone ocultando su auténtica personalidad. A partir de aquí se desencadenan con humor y elegancia no pocos equívocos, un viaje desde el aborrecimiento al interés mutuo y un replantemiento existencial. Que la disfruten.
Fuentes: decine21
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