CUENTOS DE NUEVA YORK. O'Henry. Relatos

William Sidney Porter, mundialmente conocido como O'Henry (Greenboro, 1862-Nueva York, 1910), fue uno de los escritores normeamericanos más populares e influyentes en su país durante la primera mitad del siglo XX.

Conocedor como pocos de los conflictos humanos que se producen y desarrollan en las grandes ciudades, O'Henry supo transmitir en sus relatos esas terribles paradojas que guían el comportamiento de sus habitantes, personajes que vienen a reflejar la lucha del individuo por la supervivencia en un ambiente frío y hostil que, sin embargo, logra sacar lo más noble y sincero de cada uno.

Estos Cuentos de Nueva York constituyen el mejor ejemplo de la peculiar manera de narrar de ese gran escritor; la ironía -en ocasiones cercana al sarcasmo- y la ternura salpican las páginas de estos magníficos relatos en los que se dibuja con una lucidez poco común la vida diaria en una de las ciudades más asombrosas y atrayentes del mundo: Nueva York, esa ciudad que O'Henry amaba y comprendía y que sirvió de argumento para algunas de sus mejores creaciones.

La presente antología incorporta todos los relatos incluidos en Cuentos de Nueva York y una selección de los compilados en El alegre mes de Mayo, ambos libros publicados por primera vez en España en la colección Austral. Su denominador común es estar ambientados en la ciudad de Nueva York, evidentemente en el periodo en que su autor la conoció, esto es, en la primera década del siglo XX. Están protagonizados por personas comunes, muchas veces humildes, que se desempeñan en vidas cotidianas propias de este escenario urbano. En ellos, frente a la sorpresa o el giro insospechado de su desenlace, característico del estilo del autor, prevalece una visión positiva del ser humano, inmerso en una realidad diaria muchas veces alienante y gris, pero en la que siempre existe un resquicio para el amor, la amistad, la aventura o la esperanza. En este sentido, el estilo de O'Henry, de un humorismo suave y muchas veces impregnado de ternura, se revela tremendamente eficaz para comunicar al lector una sensación de bienestar basada en el fondo de belleza, entereza y dignidad que, pese a las apariencias, anida en lo más profundo del alma humana.

Recuperar a O'Henry y sus deliciosos relatos constituye un acierto sin paliativos por el que debemos felicitarnos los amantes de la buena literatura, y sumergirnos sin mayor dilación en estas epopeyas de las gentes sencillas, en estos caracteres trazados con vigor y autenticidad en unas breves páginas, en estas historias mínimas que nos hacen sonreír y nos conmueven. (Contraportada y extracto del Prólogo de Juan Ignacio Alonso).

William Sydney Porter, más conocido por el seudónimo de O'Henry, nació en la ciudad de Greenboro en 1862. Tras una agitada y variopinta vida plagada de aventuras de diversa índole, O'Henry sufrió una condena por desfalco en la prisión de Sing Sing, donde comenzó a redactar sus primeros relatos, género al que se dedicó por entero y que le convirtió en uno de los escritores más leídos y estudiados en Estados Unidos durante la primera mitad del siglo XX. Murió en Nueva York en 1910.

Edición

Cuentos de Nueva York. O'Henry. Editorial Espasa Calpe (2005).  Traducción del inglés de León Mirlas. 210 páginas.

Fuentes: www.espasa.es/

Un libro que no defrauda y transmite una visión de Nueva York, tantas veces vista e imaginada, alejada de tópicos. Con estas breves historias, llenas de humanidad, se nos muestra el espíritu -si podemos hablar así- de esta ciudad inabarcable. El autor demuestra una gran habilidad y precisión al retratar personas y ambientes en unas muy pocas páginas, consigue interesarnos en la historia y nos deja apabullados con sus sorprendentes finales.

Si tuviera que ponerle un pero, me quedaría con los primeros párrafos de algunos relatos, en los que al hacer una pequeña introducción muy pegada a la realidad de aquel momento, me da la sensación de que se me escapan cosas, de que me pierdo matices que me hubiera gustado paladear. De todas formas, se trata de un defecto menor, pues cuando acaba el preámbulo y se adentra en la historia, la lectura resulta muy gratificante.