Ellis y Neckbone son dos niños que, a las puertas de la adolescencia, viven en un pequeño pueblo a las orillas del Mississippi. Ambos están proyectando convertir una barca que ha quedado atrapada en un árbol en su refugio. Situada en una isla cercana al estuario, viajar en lancha hasta allí se ha convertido en su principal distracción. Un día, se encuentran a un hombre que dice llamarse Mud. Les explica su pasado y les involucra en una aventurera fuga y, a la vez, reencuentro con el amor de su vida, Juniper... Una bella historia cargada de argumentos universales... Contraste. (3/5)
La crítica norteamericana ha acertado de pleno al comparar a Mud con la literatura aventurera de Mark Twain. El protagonista de esta película tiene un halo de niño perdido de la cultura del éxito norteamericana similar al que tuvieron en su día personajes como Huckleberry Finn o Tom Sawyer. En Mud destaca la revitalización de dos actores habitualmente dedicados a la comedia capaces de estar simplemente insoportables si no se les dirige con acierto: Reese Whiterspoon y Mathew McCounaguey... Juntos protagonizan una historia de amor insólita, magníficamente sugerida en el guión del propio Nichols. Fila Siete. (4/5)
En esta ocasión, Nichols ofrece un conmovedor drama sobre la inevitable llegada de la madurez. También reflexiona sobre la complejidad del amor, pues el personaje central parte de un ideal romántico, un tanto ingenuo, que choca frontalmente con la realidad, pues sus padres se llevan mal, Mud está enamorado profundamente de una mujer que en apariencia no lo merece, y hasta él mismo vivirá un pequeño romance que no parece que vaya a salir como él espera. En Mud, Nichols se apoya una vez más en intensas interpretaciones, en especial la de los jovencísimos Tye Sheridan y Jacob Lofland... DeCine21. (6/10)
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