13 de febrero de 2013

LOS CUATRO AMORES. C. S. Lewis. Rialp.

C. S. Lewis escribió este ensayo sobre el amor en 1960.  Editado por Rialp, con traducción de Pedro Antonio Urbina, va por su 13ª edición.

No vamos a detenernos en presentar al autor. Todo el mundo reconoce su valía intelectual, sus aportaciones al mundo de las ideas, sus dotes como escritor… Ciertamente, fue profesor de Literatura Medieval y Renacentista en Cambridge y su obra ejerce una gran influencia todavía. Sin embargo, el lector medio, en ocasiones, puede encontrarse algo perdido con ciertos razonamientos de Lewis. Nuestra recomendación es que no se desanime, que continúe la lectura del ensayo y que, pronto, volverá a entender el fondo de sus tesis y que, poco a poco, captará cada vez mejor la lógica –tan brillante e inteligente- de este británico universal. 

El libro está repleto de ejemplos gráficos. En efecto, muchos de ellos se quedarán en la memoria del lector para toda la vida. En el capítulo dedicado a la amistad –a mí es el que más me ha gustado-, ilustra el poder de este amor comparando la transcendencia que han tenido, en la historia, las matemáticas griegas respecto a las de otras culturas: “Las matemáticas de Egipto y Babilonia tenían un sentido práctico y social, estaban al servicio de la agricultura y de la magia; pero las matemáticas griegas, practicadas por amigos en los ratos de ocio, han sido mucho más importantes para nosotros”. Éste es solo un ejemplo entre otros posibles –desde el Movimiento Romántico, el Comunismo, el Movimiento de Oxford, el Metodismo, al triunfo de los antiesclavistas o al Renacimiento…- que muestran cómo un grupo de amigos constituye una fuerza más poderosa de lo que en principio pueda creerse. 

También resultan muy ingeniosas las líneas dedicas a la posible amistad entre los hombres y las mujeres. En opinión de Lewis dicha relación termina en otro tipo de amores. Y, por si fuera poco, en la vida social, hombres y mujeres se interesan por temas distintos y discurren con métodos diferentes. Dándose situaciones donde se desaprovecha la feminidad y la masculinidad de la humanidad, se traiciona la inteligencia de ambos o se hace el ridículo si “… los hombres se ponen a hablar como mujeres cuando hay mujeres delante” o ellas estropean las conversaciones de los hombres, porque no les gustan los temas que se tratan. 

Lewis volvió a la Iglesia Anglicana en 1929, después de largos años de ateísmo. Él considera que los afectos, la amistad, el matrimonio… tienen su origen y su fin en el Amor de Dios. A cualquier lector puede llamarle la atención cómo, a pesar de las dolorosas divisiones de la Iglesia, continúa latente una raíz cristiana que une y da identidad a numerosas naciones y personalidades muy dispares, a lo largo de siglos. En este caso, una persona tan culta, como C.S. Lewis, de la nación inglesa, tan distante en el carácter, en el idioma y en los gustos te parece cercano, incluso querido. Pedro Seco Varón.

Los cuatro amores (13ª Edición). C. S. Lewis. Editorial Rialp (Sinopsis)

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