4 de agosto de 2013

UNA CANCIÓN PARA MARION (2012). Paul Andrew Williams. Comedia dramática. Jóvenes. Estreno. ***

A Marion, casada y con un hijo adulto, le quedan pocas semanas de vida. Es una mujer alegre, bondadosa, todo lo contrario que su arisco y taciturno marido, Arthur, incapaz de asumir el futuro y fatal desenlace, y de llevar una convivencia pacífica con su hijo James, del que hace años está distanciado. Pese a su estado terminal, la gran ilusión de Marion es cantar todos los días en un coro para jubilados, donde es muy querida, hasta el punto de que intentará con los demás que les seleccionen para participar en un concurso. Emotiva comedia dramática de indudable sabor agridulce, que pondrá un nudo en la garganta de cualquier espectador que se precie de ser medianamente humano. DeCine21. (3/6)

Amable y vitalista melodrama británico. Sencilla, ingenua, eficaz. Así es una película sin amargura ni cinismo en la que brilla una joven actriz británica con mucho encanto y dos estrellas ya veteranas. Stamp y Redgrave interpretan a un matrimonio anciano y Artenton a una voluntaria que da clases de música en una residencia. No inventa nada, no es especialmente original, pero funciona. Fila Siete. (2,5/5)


En esta grata tragicomedia, el poco conocido cineasta inglés Paul Andrew Williams dirige con vigor y emotividad a un reparto espléndido, que borda sus personajes. Ellos llenan de humanidad el fresco guión del propio Williams, quizás un punto sensiblero y poco abierto a la trascendencia, pero que rinde homenaje a la tercera edad y al voluntariado, al tiempo que reflexiona certeramente sobre el cariño conyugal, las relaciones paterno-filiares, la lucha contra los propios defectos y la necesidad de afrontar la enfermedad y la muerte con sentido positivo, disfrutando de la vida y dejándose ayudar por los médicos, familiares y amigos. O sea, en las antípodas —para bien— de la sobrevalorada y nihilista “Amor”, de Michael Haneke... J. J. M. (Cope)

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