11 de septiembre de 2010

El libro electrónico. Don Quijote cabalga de nuevo

Después de haber leído tres libros en formato electrónico en un Papyre, creo que tengo suficientes elementos de juicio para aventurar unas primeras conclusiones. De entrada, la experiencia me ha parecido positiva y me arriesgo a decir que el libro electrónico, a pesar de las maniobras de las grandes editoriales y temores de los libreros, ha llegado para quedarse. Probablemente no produzca la misma satisfacción sensible que un libro tradicional, pero no por ello la lectura se torna más o menos interesante.

Sinceramente, creo tiene muchas más ventajas que inconvenientes. Entre éstos, sólo se me ocurre uno de entidad: el libro como objeto a disposición del lector, tiene un protagonismo y poder de seducción mucho mayor. Una estantería llena de libros es un poderoso reclamo, mientras que un lector de libros electrónicos es un simple aparato cuyo contenido aparece velado a quien lo contempla. Además, el libro como tal, tiene unas posibilidades de sobrevivir en nuestro poder mucho mayores que un fichero electrónico sometido a los vaivenes de los cambios tecnológicos. Esto es todo, además de lo que acabamos de mencionar, pocas objeciones serias se le pueden poner a este nuevo formato.

En cuanto a las ventajas del libro electrónico, he aquí algunas: 

  • Los lectores con tinta electrónica han conseguido una autonomía de la batería espectacular. Días y días sin necesidad de tener que acudir al cargador. Además, visualmente, se asemeja bastante a la página de un libro. Ni que decir tiene que, a medida que recurramos a un aparato con más prestaciones -tipo ipad o similar- la duración de la batería irá reduciéndose. Por ello, si nuestro objetivo es simplemente leer libros o documentos en formato electrónico, es mucho más adecuado dirigirse a un e-book -nombre por el que son conocidos popularmente los lectores de libros electrónicos-.

  • La facilidad de acceso a cientos -miles- de libros libres de derechos de autor. Hay auténticas joyas disponibles al módico precio de "0" euros. De hecho, estos reproductores suelen venir "cargados" con varios cientos -muchos de ellos bastante aprovechables-.

  • Relacionado con lo anterior, gracias a esta tecnología, se están recuperando grandes obras de la literatura que las exigencias del mercado tenían condenadas al más absoluto abandono. Quien sabe si más de uno, tras adquirir su flamante aparato, no "caerá" en la tentación de leer o releer El Quijote -yo lo he vuelto a hacer después de muchos años-.

  • Enlazando con El Quijote, otra gran ventaja de estos aparatos es su ligereza. Hay libros, como el de Cervantes, que son difíciles de manipular y, según qué situaciones, pueden hacer incómoda la lectura. Con un e-book, da igual que el libro tenga 10 o 1000 páginas, siempre pesará lo mismo y tendrá la letra que nos resulte más familiar -en tamaño o estilo-.

  • Más ventajas. Sí todavía no hemos acabado: en una simple tarjeta de 2 Gb podemos llevar muchos libros -quizá demasiados-, lo que nos permite tener siempre a mano un buen número de ellos. A la hora de viajar, por ejemplo, resulta imbatible.

  • Permitirá recuperar libros descatalogados y superar, de ese modo, la tiranía de las exigencias comerciales que impiden a muchas obras permanecer largo tiempo en las librerías. Su facilidad de almacenaje y "producción", permitirán ahorrar costes y materia prima.

  • La comodidad de adquisición. Basta un clic y en apenas unos segundos tenemos el libro en nuestro poder. Ciertamente nos perdemos el "romántico" paseo por la librería llena de libros, pero aumenta exponencialmente el acceso a ellos desde cualquier parte. Único requisito: acceso a internet.
En  cuanto al precio de los dispositivos, depende de la marca y modelo, pero se está reduciendo bastante. Por 150 euros hay aparatos más que aceptables en el mercado. El mío es un Papyre 6.1, un lector con prestaciones muy básicas pero con una gran virtud -me imagino que común a muchos otros-, la gran cantidad de formatos que es capaz de leer-. Sobre este particular sí me gustaría comentar que la mayor parte de los libros electrónicos que están saliendo al mercado en España lo están haciendo en formato Epub, por lo que conviene asegurarse de que el artilugio sea capaz de trabajar con él y su particular sistema anticopia -DRM-.
Este es un tema importante pues, por ejemplo, el famoso Kindle, sólo permite leer libros adquiridos en Amazon cuando están protegidos por derechos de autor. Y en cuanto a los productos Apple, ya se sabe, son bastante herméticos.

Por último, comentar que por fin se están abriendo las editoriales españolas a este formato, aunque bajo mi modesto punto de vista mantienen unos precios abusivos. Más información al respecto en libranda -libros, Editoriales, tiendas...-.

Estoy seguro de que todavía queda mucho por decir sobre el particular, a favor y en contra. Me gustaría leer vuestros comentarios al respecto.

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